domingo, 6 de mayo de 2018

Siempre hace frío en Tamburello


Los 1 de mayo acostumbran a continuar enfriando, los muy ladrones. Este año pretendía pasar de puntillas sobre el folclore anual que nos recuerda, cada doce meses exactos, que hay fechas que no debemos olvidar aunque nos mostremos inclinados a olvidar tantas y tantas otras cosas millones de veces más importantes.

Y te confieso que casi lo había logrado cuando, como le ocurrió una vez al gato de la roca de If, una hebra de aire me susurra al oído que tú has perdido a tu padre y que yo puedo resultar útil si te dedico unas líneas que podrás visitar dentro de unas horas, mañana, la semana o el mes que viene, cuando te venga en gana o cuando sientas que las necesitas.

Puedes también no visitarlas nunca. Entre tú y yo hay la suficiente confianza.

¿Te acuerdas de Pancho, el Jack Russell terrier millonario de La Primitiva al que yo creía un adorable callejas? ¿Te acuerdas de los años que estuve llamándote por otro nombre de pila...? 

Me pasa. Tuve rebautizado a medio Gorliz hasta que aprendí a no equivocarme. Con el marido de mi sobrina fue aún peor. Se llama Iván y yo me empeñaba en llamarle Alex, y así como un año largo. Llegó a mirarme mal y lo comprendo, pero hoy es el día en que me lo ha perdonado, aunque claro, ya le llamo Iván.

Te debo mucho y quiero dejártelo dicho por escrito. En un mundo cada vez menos empático es de agradecer saberte cerca y sin duda tu padre ha tenido algo que ver en ello. No sé si por activa o por pasiva. Mira, el grueso de lo que soy se lo debo a haber querido ser distinto del mío aunque ahora me lo encuentro cada vez que me miro en el espejo y me pregunto si será posible rellenar los huecos que va dejando la arena cuando mide puntualmente el paso del tiempo...

El 1 de mayo de 2018 será diferente a los 1 de mayo anteriores porque a ti te lo han grabado a fuego y a mí me duele. Y ha sido diferente, también, porque siempre hace frío en Tamburello pero este año se ha notado más...

Te quiero.

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