Llevo años insistiendo en que sería exigible a todos los Directores Deportivos de la rossa el diploma de haber pasado por la Juilliard Drama School. Desde Jean Todt no se ha salvado ni uno, ni Domenicali, ni Mattiacci ni Arrivabene, ni por supuesto Binotto y ahora Vasseur. Todos han resultado unos mantas como actores.
Centrada en el Risorgimento que, previsiblemente, protagonizará La Scuderia de la mano de Lewis Hamilton en 2025, se han perdido oportunidades en 2024, se ha malgastado una fantástica pareja de pilotos y se ha desaprovechado una máquina que, visto lo visto, daba para bastante más de lo que se ha extraído de ella [Si pero... (Ferrari)].
Conociendo que Carlos iba a dejar de vestir de rojo, lo propio, y que me disculpen los sainzistas, habría sido supeditarlo completamente a Charles, pero como a Vasseur no le interesaba que el monegasco sacara demasiado la cabeza y se encontrase fuerte ante la llegada de Lewis, el francés ha organizado un bochornoso sainete en el que han abundado los feos al español, a ratos se ha enturbiado la relación entre los dos conductores, y, como conclusión: Leclerc no ha podido llegar más lejos que el tercer puesto en la de Pilotos, y Sáinz ha interpretado el papel de malo de la película y casi único responsable de los malos resultados, cuando lo que ha faltado ha sido voluntad para hincar el diente a McLaren [Al pairo (Ferrari)].
Sin Mercedes AMG y Red Bull en el tablero, a Ferrari no le quedaba otra que fingir que podía tocar el cielo, pero la realidad, testaruda como una mula, nos ha vuelto a señalar que no se puede soñar tan alto con una deficiente organización de la dupla de pilotos, acumulando errores estratégicos o de bulto, recurriendo al consabido la culpa es del maestro armero o racaneando las posibilidades del SF24, y sí, todo esto tiene nombre y apellido, Frédéric Vasseur, el hombre que se ha pasado 2024 ilusionado con lo que puede suceder en 2025.
¿Segunda en el Mundial? No, segundona y por intereses espurios.
Os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario