Iba a portarme mal y pedir a los Magos de Oriente que nos traigan para 2025 una temporada como la de 2023, por ejemplo, con las escuderías punteras, salvo Red Bull, fracasando en sus respectivos propósitos y dejando que Max vuelva a brillar en plan reinona Drag Queen, a lo Vettel, a lo Hamilton...
Luego me lo he pensado mejor, la verdad. Se podía malinterpretar esta última travesura y chafar un año de comportamiento, bueno no, lo siguiente, excelso, que diría Ramón Trecet. Total, que, cobarde de mí, no me he arriesgado a que los Sabios me trajeran carbón.
Tampoco me miréis así. En una temporada que huele al inglés besando el santo nada más aterrizar en Maranello, lo propio sería no un drama sino un dramón de campeonato, nunca mejor expresado.
Mercedes AMG abriendo espacio para que La Scuderia permita, Dios lo quiera, que el de Stevenage tome su octavo título en los brazos y la prensa británica deje de dar por el flete, Red Bull intentando silenciar las bendiciones del RB21, y a Vasseur va y se le cruzan los cables y nos regala un Binotto '22, maniatando a Charles y dotando a Lewis de las más perversas e incomprensibles estrategias, tal y como hizo hace dos sesiones la rossa con el monegasco [#RBR 2022]... Y ¡zas!, Verstappen rompiendo otra vez el guión por incomparecencia de los rivales.
Os leo.
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