Me encandila cuando alguien dice «desde el respeto», que es como la versión de andar por casa de del «nada personal, Sonny, es estrictamente de negocios» de Michael Corleone, y me pone muerta que añadan a renglón seguido «Este señor...», como si la distancia formal con el otro sirviese de cordón sanitario mientras se aclara que el aludido siempre pone pegas a todo y es de difícil contentar.
Habida cuenta del coñazo que dieron los medios UK con el final del campeonato 2021 y lo cargantes que se pusieron con lo penosos que habían resultado 2022 y 2023 porque siempre ganaba el mismo piloto y el dominio de Red Bull era insufrible (sic), este tipo de filigranas me reafirman en que el pastoreo de ovejas británico sigue siendo de los más eficaces del mundo.
Tosen allí y acá la afición a la F1 se constipa y pilla catarro. Siembran dudas allá y aquí se reclama justicia. Ellos escogen los buenos y nosotros tenemos los orgasmos, o eligen a los malos, o de qué quejarse, y los lapidamos sin hacer preguntas o levantamos hogueras en las que quemarlos. Lo de siempre, vamos.
Gracias a Dios no recuerdo ningún sitio donde haya dicho que la temporada no me ha gustado, aunque hay muchos donde he escrito que 24 carreras con 6 Sprint supone un sindiós que no aporta nada o, en su caso, aporta muy poquito porque las constantes de siempre se han mantenido o se han agudizado al disponer de más pruebas [Adiós a la montonera]. He hablado, eso sí, de lo que me ha parecido reseñable, tanto por bueno como por malo, y, desde el verano, apunté claramente a que existía una partitura previa que, a la postre, se ha cumplido meses después con un pequeñísimo error de estimación por mi parte.
Yo no compraría 2024 como uno de nuestros mejores mundiales ni aunque lo recomienden los ingleses, aunque vosotros veréis qué hacéis con vuestra vida, of course!
Ferrari, Red Bull y Mercedes AMG, han dado demasiadas muestras de estar a otras cosas. La FIA se ha pasado varios pueblos, cuestión que no por ser tradicional deja de ser destacable y habría que arreglar un año de estos. Y bueno, al final el Mundial de Constructores se lo ha llevado un equipo que, bajo mi humilde punto de vista, no ha sido todo lo excelente que requiere el galardón.
Por el contrario, el triunfo de Max Verstappen ha colmado todos mis anhelos. Me gustan los conductores que se sobreponen a las circunstancias, que luchan por romper el guión y acaban haciéndolo trizas, y ¡qué coño!, el holandés ha sido, una vez más, el mejor piloto de toda la campaña y me parece justo que, finalmente, se haya llevado el gato al agua.
Os leo.
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