Venga, va, que me conozco de sobra cómo rula esto. Me inclino por un piloto en Nürbu y sale el Prostvuelve que llevan algunos dentro a refutar mi apuesta, tildando al chaval de fracaso o cualquier otra chorrada, pero la de Grove había acumulado 4 puntos hasta el Gran Premio de Italia, y ha sumado 13 a partir de la aparición de Franco Colapinto en Monza.
Por la razón que sea, Logan Sargeant, aparte de destrozar vehículos, nunca puso contra las cuerdas a Alexander Albon ni le sirvió de acicate, pero el pibe, por la razón que haya sido, repito, ha sabido alimentar el trabajo de todo el equipo y, en el último tramo de la temporada Williams ha parecido una escudería distinta, a pesar de contar con una de las carrozas más lamentables de la parrilla [Enfocando (Williams)].
Sin repuestos, con los restos de una campaña tirada a la basura desde prácticamente Sakhir, la tropa de Smeets y Vowles encontró el camino en septiembre, a lomos de un argentino, y ha sabido tender una alfombra bastante prometedora a Carlos Sáinz de cara a 2025.
Inevitablemente me acuerdo de Martín y Luis (A lo Camba), y sueño con que Gran Kahuna haya escuchado nuestros rezos, y señale a los británicos que más de la mitad de las conquistas que han cincelado nuestro planeta se debieron a la fe, fe que trajo bajo el brazo hasta el corazón de Oxfordshire un chiquillo nacido en Pilar, cuando, finalmente, se montó en su auto en l' Autodromo Internazionale di Monza. Sin Franco tal vez esta entrada no pasaría de un simple pasapalabra, pero con él en el encuadre la cosa ha resultado diametralmente distinta.
Os leo.
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