lunes, 2 de diciembre de 2024

Desahuciado


Hace mucho, mucho tiempo, long long ago, os decía que creería en esto de la crueldad intrínseca a nuestro deporte, cuando a tipos como Mattiacci los fulminaran con la misma celeridad que a pilotos de los que se dice que no han cumplido las expectativas, o, simplemente, han atravesado un mal momento. 

Quien menciona al bueno de Marco (con c de casa) puede aludir perfectamente a Otmar Szafnauer, que supone un ejemplo más reciente y reconocible; ambos inútiles como campanarios de grandes, que aguantaron en sus puestos porque la coño crueldad de nuestra actividad siempre se muestra perezosa con los de arriba, mientras que, con los pilotos, resulta letal y veloz como el rayo.

A Esteban le han dado la patada en el culete. No estuvo bien la que tuvo con Gasly en Mónaco, estaba apercibido, sabía lo que iba a pasar, pero el deporte también son formas y queda rematadamente feo que no le dejen terminar la temporada, y lo digo aun sabiendo que ha sido Flavio quien ha firmado la orden de desahucio inmediato.

El francés no ha sido la polla de Bedoya, centrémonos, pero cumplía bien las instrucciones de dejar pasar a Hamilton y mostraba un encomio digno de elogiar puteando a sus propios compañeros. Bien, Ocon no ha dejado de ser Ocon desde que lo conozco en la máxima disciplina, pero no se merecía este trato, menos aún después de haber ayudado a Alpine en este último tramo de la sesión. Vale, el toque con Colapinto al inicio de la prueba en Losail no ha sido ni medio normal, pero en la vida profesional de Esteban ha habido tantas hazañas ni medio normales que cuesta digerir verlo partir hacia Haas sin una miserable muestra de ternura.

Será la crueldad esa, pero me sigue costando aceptar que la Fórmula 1 no tenga ni un gramo de humanidad, con los de abajo, siempre con los de abajo, como mencionaba hace unas líneas.

Os leo.

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