viernes, 30 de junio de 2023

Sí por mis avellanitas


No era lo que imaginábamos, ¿o sí...?

Recuerdo haber escrito en su día que si únicamente puedes usar 100 millones de dólares al año, un suponer, te da exactamente igual que el límite presupuestario esté situado actualmente en 135 más la parte correspondiente a los retoques aplicados ya en 2022 [La F1 aumenta el límite presupuestario para la temporada 2022]; sólo dispones de 100 y eso es lo que vas a poder gastar.

En mi último cafecito con Steffi y Edgardo hablábamos de esto mismo sobre el minuto 38:00 [Cars a la Carta]: cuando vas con lo puesto, el bendito límite no equilibra absolutamente nada pero mantiene las desigualdades con los grandes de la parrilla, lo que explica las diferencias que pudimos apreciar en Mónaco al respecto de lo currados que estaban los fondos curvados del RB19 de Checo Pérez o el SF23 de Carlos con respecto al del Williams de Albon, por ejemplo, o por qué James Allison nos ha advertido que tardaremos años en apreciar los efectos de esta medida [Budgetgrenze braucht noch "viele, viele Jahre" für den Effekt].

Bastaba llamarlo suelo presupuestario, aclarar que lo único que trataba de evitar era que Red Bull, Mercedes AMG y Ferrari sigan acumulando una ventaja descomunal con respecto a sus rivales porque disponen de más dinero para invertir en el diseño y desarrollo de sus monoplazas, y siempre y cuando no aparezca algún listillo, claro, pero, como de costumbre, nuestros espabilados de turno eligieron hablar de una igualdad que sencillamente no existe.

Para 2026 no se habrá corregido este desfase, ya siento amargaros la fiesta, porque ni la FIA ni Liberty Media han mostrado auténtica intención de solucionarlo. El peso político de las grandes escuderías es demasiado grande, y, desgraciadamente, así seguirá siendo mientras a nosotros nos emboban con fuegos artificiales...

Os leo.

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