domingo, 11 de junio de 2023

Los Corsarios de Gorliz


Estefanía nos ha bautizado así y así nos quedamos: The Most Honorable Gorliz Privateers Brotherhood, básicamente porque lo hemos conseguido en la Edición del Centenario, no sin ciertas dificultades a la hora de completar el último relevo, para qué vamos a engañarnos, que finalmente hemos sabido solucionar con maña y oficio antes de pasar a comisarios.

Atrás queda una jornada que ni siquiera yo puedo describir con palabras, y eso que no se me puede considerar mudo al teclado. Cada uno en lo que mejor sabía hacer; juntos, capaces de satisfacer el reto, que se escribe fácil aunque sigo animando a quien dude, a que al menos lo intente sin hacerse trampas al solitario...

Steffi nos ha barrido. En el momento de escribir estas líneas sus dos joyitas duplican en lecturas al mejor de nosotros: Jero, luego va la experiencia, Edgardo y yo, que para eso enseñamos cartón y peinamos canas —quiero creer, «I want to believe!»—. El tiempo arreglará las cifras, supongo, pero salimos con un Bowler 4½ Litre y con el transcurso de las horas nos pusimos en un 917K veloz, difícil y nervioso a rabiar, con el que felizmente hemos sabido llegar a meta. En boxes la tía de Jero, Agnes, Nikki, Cata y Amama, y mención especial a Eileentxu, quien en lo más duro de la madrugada ha sabido renunciar al calorcillo de la cama para bajarse conmigo al estudio.

Zarpamos como piratas pero a media tarde de ayer estampaba mi firma y mi sello en la Patente de Corso correspondiente y, bueno, a lo mejor el año que viene lo intentamos de nuevo con otro formato.

Os leo. 

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