sábado, 10 de junio de 2023

Toda historia tiene un comienzo... #25TLM23 [03]


No recuerdo cuándo fue que escuché por primera vez su mítico nombre. Sé que puedo caratularme como una nueva generación que se acerca al automovilismo; sin embargo, ser nueva no quiere decir que no me envuelva el misticismo, la historia y la euforia de una carrera como las 24 Horas de Le Mans.

De por sí, Le Mans es una ciudad que se remonta a un asentamiento galo, y si con esto se pierden en las historias de Astérix y Óbelix los disculpamos, que fue sucediéndose de mano en mano aún hasta después de Carlomagno. En ese momento, con el auge del feudalismo, Normandía y Anjou —si son ávidos lectores de clásicos históricos, irremediablemente vamos hasta Alexandre Dumas— se disputan el territorio. En 1204, con la llegada de Felipe Augusto a la monarquía, la ciudad conoce una expansión sin igual: se construyen nuevas vías de acceso, las ferias y mercados son un polo de atracción y se activa la navegación del río Sarthe. 

No se puede decir que Le Mans haya sido un terreno «sereno». Escenario de numerosas batallas donde ingleses, católicos y protestantes, iban y se perdían en los anales de la historia, la zona conoce una nueva expansión a partir de Enrique IV: la producción artesanal se hace famosa y, a mediados del siglo XVIII, la producción textil se incorpora al mercado internacional.

Una incipiente globalización del comercio hacia mediados de 1800 y la Edad Moderna que nos llega a toda máquina: el ferrocarril y la industria mecánica se instalan definitivamente en Le Mans.

A partir de 1870 veremos a una familia de apellido Bollée que, de estar relacionada con la fundición de campanas, pasa a la industria automotriz. Amédée Bollée «padre» (Amédée pére) creó varios coches de vapor a partir de 1873. En 1887 entra en escena uno de sus hijos —también llamado Amédée—, quien fabricó su primer coche a combustible. León Bollée, otro de sus hijos, fundó más tarde una empresa de automóviles que funcionó hasta la década de 1930. Y ustedes seguro conocen (aunque sea de oídas) la Voiturette... triciclo obra y creación del señor León Bollée.


Trazado utilizado por l'ACF en 1906

Quien aprovechó este apogeo no fue otro que un tal Georges Durand. El señor Durand creó el Automóvil Club de l'Ouest (Automóvil Club del Oeste – A.C.O.) en 1906. Y fue el personaje detrás de la primera edición de las 24 Horas de Le Mans, los días 26 y 27 de mayo de 1923.

Y así, llegamos a la previa del mítico 26 de mayo de 1923. En esta época, las carreras eran posibles gracias a las distintas personalidades que, con su apoyo económico, hacían posible la organización de las mismas.

Le Mans en 1923 no fue la excepción. Todo comenzó un año antes, en el Salón del Automóvil de 1922. Georges Durand tuvo un encuentro que sería el antes y después en la historia del automovilismo de resistencia. Reunido con Charles Faroux, periodista del periódico La Vie Automobile y Émile Coquille, Director Ejecutivo del fabricante británico de llantas Rudge-Whitworth, pusieron manos a la obra. Había que pensar en una nueva competencia que se destacara, y así se pensó en que fuera de larga duración y resistencia. ¿Por qué? Porque como el automovilismo desde sus inicios es sinónimo de negocio, había que mostrar al público la calidad de las máquinas... y aprovechar que fuese laboratorio de pruebas para futuras mejoras.

«Correveidile» le decimos a los que cuentan chismes. Pues un pajarito (que bien hoy podría ser una red social) llamado Jean-Marie Lelievre, miembro del ACO desde 1920, nos cuenta el entramado. Resulta que nuestro amigo Faroux hace la propuesta de que se lleve adelante una carrera de 8 horas donde, 4 de las mismas, se corran de noche. Subiendo la apuesta, Durand exclama: ¡¿Por qué no 24 horas?! Un poco más y se convierte en el hazmerreír de la reunión ya que todos sabían que, para 24 horas, necesitaría autorizaciones muy difíciles de conseguir. A todo esto, Coquille prometió aportar el trofeo y un premio de 100.000 francos franceses.


Como hemos visto a lo largo de la historia, difícil no es sinónimo de imposible, y, contra todo pronóstico, Durand no sólo obtuvo la autorización sino que puso reglamento y fecha a la Copa Rudge-Whitworth «Gran Premio de Resistencia de 24 Horas», que se disputaría en el circuito de La Sarthe.

Y así hemos llegado a ver bajar la bandera que anuncia el inicio de la carrera, a las 4 de la tarde de hoy sábado 10 de junio de 2023, marcando el hito más importante para una carrera de este tipo: saberse mantener como pocas a lo largo de diez décadas, a base de constancia y resistencia a los embates del tiempo... 


Título original: Le Mans... Toda historia tiene un comienzo

By Estefanía Ferreira

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