sábado, 10 de junio de 2023

Père et fils vainqueurs au Mans 1950 #25TLM23 [05]


Las 24 horas de Le Mans es una prueba de resistencia mítica. Este misticismo lo han dado todas y cada una de las ediciones que se han disputado. Como se dice de estos trazados, ellos son los que eligen a los ganadores. Si Le Mans no te quiere, nunca disfrutarás de las mieles de la victoria. Pero hubo un caso en que Le Mans se abrió para una familia, mejor dicho, para un padre y un hijo. A pocas jornadas del Día del Padre en Argentina, comenzamos con esta historia:

Estamos en 1950, y entre los pilotos inscriptos se haya un hombre de 45 años, de temple endurecido por el paso de la Segunda Guerra Mundial. Su nombre es Louis Rosier. Para esta aventura se hizo de un Talbot Lago que ya tenía cuatro años sobre sus cilindros. Entre los rivales de mayor talla, aparecen las Ferrari defendidas por apellidos de la talla de Raymond Sommer o el ex motociclista Dorino Serafini. 

Para poder completar las extenuantes 24 horas llama a su lado a su propio hijo, Jean Louis Rosier, como piloto número 2. 

Ya en carrera, Louis Rosier comienza con cierta cautela para recuperar posiciones así sus rivales encuentran problemas en los reabastecimientos. El bólido azul Francia pasa imperturbable una y otra vez frente a las tribunas sin el menor intento de cambiar de pilotos. En el box de la familia Rosier, la preocupación va en aumento. Jean Louis Rosier se pregunta si, en algún momento, su padre le va a permitir sentarse en el habitáculo para relevarle y permitirle descansar. 

Finalmente, Louis se apea del auto y le cede brevemente el volante a su hijo. El tiempo que Jean Louis permanece allí pasará a la historia como uno de los más grandes enigmas sin resolver. Él mismo y su madre, la señora Rosier, indican que su participación ha durado 180 minutos más dos vueltas en la hora 13 de competencia; no obstante, Louis ha declarado que su hijo sólo estuvo media hora. Cuando se le ha consultado sobre este tema y el por qué de la breve presencia de Jean Louis, Rosier padre ha respondido:

Es demasiado lento. Si sigue así, se va a matar.

Louis Rosier no sólo es un piloto curtido en las lides de la competencia, sino también un mecánico experimentado, especialmente en el tema de reglajes y puesta a punto. Esto parece haber sido su carta de victoria ya que este aspecto ha sido el Talón de Aquiles de los otros equipos, especialmente de Ferrari.

No obstante, las largas 24 horas y la noche le tienen preparados grandes desafíos que el francés debe sortear para coronar su sueño.  Estos problemas llegan volando en las alas de un búho, ave contra la que impacta produciéndole cortes en la cara, así como la rotura del pequeño parabrisas y las gafas. Horas después, una avería le obliga a una visita no prevista a boxes. La reparación consume gran parte de la ventaja que ha logrado acumular. 

El retorno al circuito y la recuperación del liderazgo es coreada y alentada por la afición presente. 

Luego de agotadoras 24 Horas completadas en 256 vueltas, Louis Rosier recibe la cuadriculada que le proclama ganador junto a su hijo. Detrás de su Talbot Lago privado, otro Talbot Lago privado, el conducido por Pierre Meyrat y Guy Mairesse. Para los argentinos, la participación de Juan Manuel Fangio junto a Froilán González culmina en la vuelta 95 cuando un problema con el impulsor de su Simca-Gordini los deja de lado. 

Nunca más un padre e hijo lograrán un hito como éste. Las medidas de seguridad aumentaran el número de cada tripulación de dos a tres y los equipos oficiales crearán una barrera para que los soñadores privados consideren utópico ganar las míticas 24 Horas de Le Mans.


Título original: Père et fils vainqueurs au Mans 1950 (Padre e hijo, ganadores en Le Mans 1950) 

By Edgardo S. Berg

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