No tenemos remedio. Sin haber comenzado la temporada 2020 ya hay quien la da por perdida para Ferrari porque Maranello va a seguir puteando a Vettel (sic).
El tema éste ha surgido en redes sociales, dónde si no. Enrique Scalabroni lleva días dando su opinión sobre lo que a su entender ha podido estar sucediendo con el astro alemán y sus coches y, como es habitual, cada cual se ha ido haciendo una composición de lugar que en líneas generales incide, básicamente, en lo que he escrito en el primer párrafo de esta entrada.
Ahora bien, insisto en que todo esto resulta excesivamente prematuro, muy de ponerse la tirita antes de que surja la herida. Vettel es un profesional y doy por descontado que gestionará bien su último año en La Scuderia, entre otras cosas porque es el primer interesado en no repetir el papelón de 2019. El SF1000 va a acompañar. Lo hablaba el otro día con Lastra: ha mejorado el comportamiento en curva lenta, auténtico calvario la temporada pasada después de los retoques que sufrió el SF90 entre pretemporada y el Gran Premio de Australia; lógicamente ha sacrificado algo de velocidad punta porque ahora está más enfocado a ganar terreno en los giros y, como guinda, aprovecha mejor los neumáticos.
En sentido estricto, la fábrica italiana le ha dado un vehículo de los que le gustan al de Heppenheim, estilo SF70H de 2017, aunque con el handicap de tener que contar con un alerón delantero más sintético, cuestión que bajo mi humilde punto de vista tuvo mucho que ver en el cambio de comportamiento del SF90 que aludíamos hace unas líneas. Sea como fuere, el SF1000 me parece prometedor, incluso contando con que no enseñó demasiado en febrero pasado, imagino que también debido a que su unidad de potencia estaba siendo investigada por la FIA.
Obviamente mis conjeturas tendrán validez, o no, cuando podamos ver a los muchachos de la rossa en acción. Hasta ese momento toca esperar, a ser posible con los pies bien posados en el suelo, y con las ideas claras al respecto de que el SF1000 no es el pepino con el que sueña siempre el alemán. Tampoco sacará 1 segundo por vuelta al W11 y la vida de sus conductores no va a ser fácil ni cómoda, pero en esto consiste romper una hegemonía: en intentarlo con todos los medios a tu alcance, porque a la guerra se va con lo que se tiene, no con lo que uno desearía, más o menos como hizo Leclerc en 2019.
Os leo.
El tema éste ha surgido en redes sociales, dónde si no. Enrique Scalabroni lleva días dando su opinión sobre lo que a su entender ha podido estar sucediendo con el astro alemán y sus coches y, como es habitual, cada cual se ha ido haciendo una composición de lugar que en líneas generales incide, básicamente, en lo que he escrito en el primer párrafo de esta entrada.
Ahora bien, insisto en que todo esto resulta excesivamente prematuro, muy de ponerse la tirita antes de que surja la herida. Vettel es un profesional y doy por descontado que gestionará bien su último año en La Scuderia, entre otras cosas porque es el primer interesado en no repetir el papelón de 2019. El SF1000 va a acompañar. Lo hablaba el otro día con Lastra: ha mejorado el comportamiento en curva lenta, auténtico calvario la temporada pasada después de los retoques que sufrió el SF90 entre pretemporada y el Gran Premio de Australia; lógicamente ha sacrificado algo de velocidad punta porque ahora está más enfocado a ganar terreno en los giros y, como guinda, aprovecha mejor los neumáticos.
En sentido estricto, la fábrica italiana le ha dado un vehículo de los que le gustan al de Heppenheim, estilo SF70H de 2017, aunque con el handicap de tener que contar con un alerón delantero más sintético, cuestión que bajo mi humilde punto de vista tuvo mucho que ver en el cambio de comportamiento del SF90 que aludíamos hace unas líneas. Sea como fuere, el SF1000 me parece prometedor, incluso contando con que no enseñó demasiado en febrero pasado, imagino que también debido a que su unidad de potencia estaba siendo investigada por la FIA.
Obviamente mis conjeturas tendrán validez, o no, cuando podamos ver a los muchachos de la rossa en acción. Hasta ese momento toca esperar, a ser posible con los pies bien posados en el suelo, y con las ideas claras al respecto de que el SF1000 no es el pepino con el que sueña siempre el alemán. Tampoco sacará 1 segundo por vuelta al W11 y la vida de sus conductores no va a ser fácil ni cómoda, pero en esto consiste romper una hegemonía: en intentarlo con todos los medios a tu alcance, porque a la guerra se va con lo que se tiene, no con lo que uno desearía, más o menos como hizo Leclerc en 2019.
Os leo.
2 comentarios:
Hay una parte del ferrarismo que se ha hecho vettelista y va llorando la marcha del teutón por todas las esquinas, teniéndolo por craso error, y aún más, por falta del respeto debido hacia un tetra campeón y bla, bla, bla... El amigo Enrique es de esos, siempre dispuesto a justificar los errores de frigodedo atribuyendo las causas a tal o cual característica del coche.
En fin, es lo que hay, el mundo de la F1 se divide hoy entre quienes pensamos que Seb no da para más y que hace tiempo agotó su reserva de talento, sin que quepa esperar "risorgimento"; y quienes por el contrario creen que la F1 se va al garete si pierde a Vettel y a toda costa le quieren sentar el año que viene en un Merc al lado de Lewis... Yo, la verdad, que digo como aquel, líbreme Dios de los amigos que ya me cuidaré yo de los enemigos.
Pero Doctores tiene la Santa Madre Iglesia y al lado de D. Enrique Scalabroni poco puede uno añadir que resulte relevante.
Salud, Maestro.
Y entonces te planteas la pregunta: que esperamos de Vettel?
Piensas la respuesta y decides no escribirla, no podemos estar años y años repitiendo lo mismo, no tiene sitio es esta parrilla y cuanto más atrase su decisión, peor para él.
Cuando oyes que Toto Wolff tiene un pie fuera y que Vettel interesa a Mercedes, te convences de que tienes razón y de que el vettelismo tiene que buscarse sitio en la habitación para ponerse otro póster
Saludos
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