sábado, 10 de octubre de 2020

Pon un W154 en tu vida

Hay monoplazas bellos, más bellos aún, bellísimos, y luego están un puñado de esculturas rodantes al que cualquier calificativo se le queda pequeño. De 1950 para acá elegiría el Eagle T1G [Un águila azul], un icono, sin duda, y del periodo de entreguerras, escogería con los ojos cerrados el Mercedes-Benz W154 en su primer diseño de carrocería, palabras mayores.

Hablar de este último en una entrada se me quedaría bastante rácano, para qué negarlo, de forma que os remitiré a la amplísima información y referencias que hay en internet sobre el cacharro alemán, pues, como insinuaba antes, en esta ocasión prefiero hablar de estética, esa disciplina que poco a poco ha quedado desterrada de nuestro deporte.

Y es que sí, en la actualidad quitas la decoración a los coches y cuesta saber cuál es cuál, pero hubo un tiempo en que no era así: cada vehículo tenía identidad propia y se distinguía perfectamente de sus rivales. Los ingenieros y proyectistas, además de hacer rápidas y fiables sus criaturas, mostraban un elevadísimo interés en hacerlas distintas a la competencia, algo que siempre fue agradecido por el público y los aficionados a este deporte. Tal era el empeño estético que hasta el ruido de los propulsores formaba parte de ese ámbito identitario que se trabajaba con auténtico mimo.

Proyectado con arreglo a la normativa de 1938 y a partir del chasis portante y soluciones mecánicas del W125, eso sí, dotado con un motor más pequeño y menos voluminoso, el W154 de 1938 supuso un delicado ejercicio de diseño que sirvió de base al menos bonito a mi parecer, aunque más resolutivo W154 de 1939, también conocido como W163, aunque los entendidos la consideran una denominación bastarda*.

El cochecito a escala de hoy pertenece al catálogo de Spark y homenajea el monoplaza con el que Hermann Lang venció en el Grand Prix de Trípoli de 1938, prueba que tuvo como segundo y tercero a Manfred von Brauchitsch y Rudolf Caracciola, respectivamente, también sobre sendos W154 de 3.0 Litros.

Alemania dominaba los circuitos y fabricaba autos de una belleza notable, quizás por ello, rememorar aquella época del motorsport nos resulta tan grato...

Os leo.


*Félix Muelas nos aclara que la denominacion W163 supone un error. El motor de tres litros del W154 de 1938 se denominaba M154 también (coincidían los números de Wagen y Motoren), pero el W154 de 1939 iba dotado con un propulsor mas potente y menos ligero, el M163, y Laurence Pomeroy, al referirse a él en 1949, se equivocó de plano al considerar que la designación 163 también era aplicable al monoplaza. A partir de ahí, la metedura de pata del bueno de Pomeroy fue copiada y así ha llegado a nuestros días en algunos ámbitos, incluso en el mundillo de los coches a escala y maquetas.

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