martes, 13 de octubre de 2020

First day

Resulta paradigmático que el mayor foco de atención al estreno de Fernando Alonso en Renault esté depositado en el terraplanismo patrio. Sus integrantes saben ya que el asturiano no va a tener incidencia en la evolución del RS20, de momento, y para argumentarlo no encuentran mejores estribos que tirar de historias que huelen a rancio, Schumacher y Ferrari, por ejemplo, o el milagro de McLaren en 2009, que como nos contaba Nick Fry en su libro, precisó de un Ron Dennis que mendigó datos a Brawn GP [Oda en elogio del bendito sofá].

Los milagros no existen en Fórmula 1 salvo que lleven cuño inglés —esto es dogma de fe— y, claro, Enstone ha contratado a nuestro bicampeón del mundo para vender gorras Kimoa, y ha permitido que se suba al monoplaza en una especie de operación publicitaria porque el negacionismo es así, como la ley del embudo: siempre tiene razones para enseñarnos a ser buenos alonsistas mientras va a saco a por el de Oviedo, ¡nos ha jodido mayo con las flores!

Os leo.

2 comentarios:

Antonio L. dijo...

‘Ladran, Sancho, señal que cabalgamos’.

Un saludo de un alonsista.

Lastra dijo...

Pues allá por el cono sur, cierto raposero sigue insistiendo en que Alonso vuelve a Renault para hacer negocio, con un séquito de inversores que habrían comprado Enstone, quedándose Renault con la fábrica de motores de Viry Chatillon, ahí es nada. Que lo de los inversores podría ser, pero es raro que aquí en Europa no se publique nada de esto.

Es pasmoso que un dizque periodista del motorsport con programa de TV, vaya por ahí diciendo eso, de un tipo capaz de ponerse al volante de un monoplaza de Indy, sin saber como iba a reaccionar al entrar en la primera curva de Indianápolis a 380 por hora. Eso después de que los responsables del equipo le hubieran ofrecido no salir debido a la monumental cagada que habían perpetrado y él les respondiera que daba igual, que había ido allí a competir y lo iba a hacer.

Y claro, que Red Bull no espere que Renault le de motores porque Fernando se iba a enfadar muchísimo y se supone que agarraría del cuello al mismísimo De Meo si se le pone por delante. P'a mear y no echar gota.

Saludos.