Kimi ha cumplido 323 Grandes Premios con el de Eifel y todavía hay quien no entiende el valor que tiene este hecho aparentemente anecdótico, numérico, sólo válido para las estadísticas, esas que llevaron a alguno a afirmar que Gilles Villeneuve estaba sobrevalorado.
Jackie Stewart no llegó a cumplir los 100, qué cosas. Se quedó a las puertas. 99 y ni uno más. La muerte de su compañero y amigo François Cevert, en Watkins Glen, le llevó a colgar el casco y los guantes porque en aquella época los números eran únicamente números, las estadísticas no se retorcían con la intención de obtener datos asombrosos y, en definitiva, la vida de un piloto consistía en conducir lo más rápido que era capaz, ser querido y respetado, tener trabajo asegurado y, en la medida de lo posible, salvar la piel con la intención de llegar a viejo.
Kimi es más alto que nosotros —tampoco hay mucho que comparar aquí—, y aunque en esta efeméride del pasado domingo nos hemos ahorrado a los Pepito Grillo que puntualizan siempre la exactitud de las cifras, no está de más recordar que a nuestro protagonista todo esto se la trae al pairo. Se fue a los rallys en 2010 y estuvo en la NASCAR y luego volvió a la Fórmula 1 con Lotus, en 2012, lo que nos pone en que de haberse mantenido fiel a nuestra disciplina ya estaría encarrilando el horizonte de los 400 GP después de andar sobre las 361 carreras, prueba arriba prueba abajo.
No es relevante, como vengo diciendo. Si él no le da demasiada importancia no voy a ser tan memo de dársela yo, fundamentalmente porque Iceman sigue disfrutanto y esto sí que es importante. Los calendarios son más extensos ahora que antes e imagino que nuestro Campeón del Mundo de 2007 continuará acumulando números y dando de qué hablar, ya que, en esencia, su caso, no siendo extraño en absoluto, produce extrañeza en los que no saben apartar la mirada de una tabla de Excel para observar qué hay más allá del vidrio de la ventana. De abrirla ni hablamos.
¿La edad? Bueno, Raikkonen tiene los mismos años que tenía yo a su edad. Aquí tampoco se puede rascar mucho...
Os leo.
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