viernes, 23 de octubre de 2020

Todo listo

Parece mentira que con la que se lió en Melbourne en marzo pasado estemos casi a finales de octubre en tierras portuguesas, a punto de disputar la duodécima prueba del calendario Frankenstein que se ha sacado de la manga Liberty Media aprovechando huecos, necesidades, urgencias y coyunturas varias.

Moriré diciendo que no me gustan estas cosas tan precipitadas. Bastaba seleccionar un puñado de Grandes Premios y que la FIA sancionara que por razones de fuerza mayor —que a fe mía las ha habido—, el Mundial 2020 se quedaba en 8, 9 o 10 carreras a lo sumo, lo que bien mirado, encajaría perfectamente con la celebración del septuagésimo aniversario de nuestra actividad en su formato actual, ya que este invento comenzó, precisamente, con un elenco reducido de carreras por temporada.

Imagino que también ha contado lo suyo la necesidad de que Hamilton emule a Schumacher y continúe batiendo récords como hace Karlos Arguiñano con la mayonesa, para qué vamos a engañarnos, y cuanto antes mejor, que decía aquél. Y ahí que nos hemos metido en una maratón extenuante que no sé si tiene mucho sentido pero nos ha traído a Portimao. La semana que viene retornamos a Imola, descanso luego en los diez días posteriores a la cita italiana y después el trallazo final. A saco. Que no se diga que el aficionado medio de este deporte no aguanta lo que le echen con tal de ver cómo King Lewis se cierne la séptima corona y la Queen Isabel II duerme tranquila sabiendo que todo está en orden y la Fórmula 1 es full british, como manda nuestra liturgia.

Faltan en este encuadre los de la Monthy Python, pero con vuestro permiso, los dejo para más adelante.

Os leo.

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