lunes, 12 de octubre de 2020

Daniel

Tan grande es la sonrisa de aussie junior que fue posible verla a pesar de la mascarilla que le cubría medio rostro. Daniel es gente, aquí, en Nürbu. Es uno de los nuestros. Vibra bien y a ninguno nos gusta contemplarle las pocas veces que se apaga y sus labios enmudecen ese rabioso canto a la alegría que suponen sus dientes blancos expuestos al sol o a lo que toque que caiga.

Técnicamente ya es un hombre McLaren pero ahí está el de Perth, demostrando en Renault que se pueden cumplir los contratos sin revolver el gallinero con lágrimas de cocodrilo. 

Junto a Carlos y Checho, Daniel también hace bueno que sigamos aplicando a ciertos pilotos el término racer. Están a las duras y las maduras, con el compromiso firme, sabiendo que se van pero aún quedan cosas por terminar. Son imprescindibles para que Lewis siga recogiendo oro, incienso y mirra, y, desde luego, son nuestro clavo ardiendo para continuar soñando que el futuro nos tiene reservadas generosas sorpresas...

Podio de Enstone firmado por Daniel Ricciardo en el Gran Premio de Eifel. Primer top de la temporada. Un tercer puesto que sabe a gloria. Hamilton embobado con sus cosas, Verstappen algo marchito, y Richichi recordándonos, con su sonrisa, lo bien que viviríamos todos si las cosas fuesen diferentes y hubiese sitio en el Olimpo para que lo visiten los que hacen espectáculo sobre la pista sin haber dejado de ser humanos.

Os leo.

No hay comentarios: