jueves, 29 de octubre de 2020

Le debía una...

Le debía una a Álex. Este año ha coincidido que era su primero en Indycar y seguramente el último que me dedico a hacer crónicas sobre el campeonato norteamericano, no porque me aburra, sino porque prefiero seguir disfrutándolo desde la barrera y sin necesidad de tener una libreta en la mano mientras veo las carreras. Me pasa igual con la Fórmula 1 aunque eso llevará algo más de tiempo...

En fin, sea como sea, los que habéis tenido la santa paciencia de aguantarme mientras he hecho pinitos sabéis que le debía una al catalán. Le he dejado asentarse y empecé a mencionarlo en cuanto me mereció la pena manosearlo porque él ponía muchísimo de su parte. Muestro sumo cuidado con estas cosas porque al final suman, y prefiero destacar buenas actuaciones a referir sangradas, errores o los consabidos y si, y lo cierto es que Álex no tardó demasiado en proporcionarme la añorada oportunidad.

Lo había dejado para final de temporada porque IndyCar es muy leona, y después de escribir la crónica de St. Petersburg [Historias de St. Pete] pensé que la carrera en Florida resumía bastante bien lo que ha sido la incursión de Palou en la disciplina americana: trabajo a espuertas. Coche menor, muchas carencias a todos los niveles, asunción de riesgos y un compromiso elevado a la hora de convertir en virtud las flaquezas del monoplaza y el equipo. Líder durante una par de curvas, o tres, en Tampa Bay, hasta que Newgarden acababa con el sueño del español...

He querido aprovechar estos días para devolvérsela, pero he llegado tarde, como de costumbre. Yo le veo promesa como especialista en óvalos —se le dan francamente bien— pero aquí no pinto nada, no conviene olvidarlo, y el caso es que Chip Ganassi se me ha adelantado convirtiéndolo en un piloto de un top Team para 2021. Si duda su ascenso es merecidísimo. Él lo vale. Ha tenido destellos suficientes como para ganarse la posibilidad que le brindan Floyd y su entorno, y sé que la va a saber aprovechar porque a pesar de su corta edad no es un tipo que se arruga ante los desafíos y mantiene siempre la cabeza fría.

El año que viene lo veré desde retaguardia y seguramente le dedicaré alguna entradilla cuando gane, porque Álex va a ganar más pronto que tarde. Está hecho para la Indycar, y esto resulta obvio.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya apuntaba maneras hace tiempo.
Una lástima no poder disfrutarlo en la F1 pero una alegría que haya recalado en una categoría que aunque "menor" sabe apreciar el talento.
Así nadie podrá decir que se le alaba por orgullo patrio.
A ver que excusa se buscan ahora.

Un saludo
Sr.Polyphenol