miércoles, 8 de enero de 2020

Ken Miles mirando al tendido


Ken Miles no era, ni de lejos, tan atractivo como Christian Bale, quien lo ha encarnado en la película Le Mans '66 hace nada, pero no deja de ser un personaje que por el mero hecho de existir nos pone en pelota picada frente a las enormes contradicciones que nos aquejan como seguidores de nuestro bendito deporte.

Supe de él a través de una maqueta 1/43, congelada, como otras muchas, en una de las urnas de plástico transparente que acumulan polvo en mi estudio, pero entendí de su grandeza gracias a la pluma de Luis Ortego [A 20 metros de la eternidad: Ken Miles y las 24 horas de 1966], hábil en ese arte, siempre difícil, de reducir a mínimos el ego escritor para que el lector descubra por sí mismo los filamentos que tejen el mundo.

Miles supone un rareza, no por lo que fue ni por la leyenda que rodeó su desaparición, sino porque a fecha tal de 2020 no somos capaces de asimilar que hemos elegido un universo de formas y contenidos en los que él, y los que han sido o son actualmente como él, no habría tenido ni cabida ni una miserable oportunidad.

En cultura de winners Ken fue un loser estereotipo, paradigmático. Es mirar la foto de entradilla y saber inmediatamente quién es nuestro protagonista.

Mira al tendido porque la existencia sólo tiene sentido si se juega a no perderla en cualquier curva, porque el asfalto es su hábitat y porque ahí fuera reinan los jueces y, a él, lo último que le apetecía en esta vida es que alguien lo juzgase, fundamentalmente porque para eso ya estaban los ganadores y los que concitan sobre sí el interés de los focos. ¡Allá se las apañen!

Os leo.

1 comentario:

Elín Fernández dijo...

Los de la cultura de winners se parecen a los milenials, o viceversa, en que son fáciles de marionetas. Con politiquería, mucho mercadeo e intereses (que no ven) todo lo virtual, superficial lo aceptan con suma facilidad... y dan por hecho que tal cosa fue así.
Con un par de videos de Senna, un buen avatar en Twitter, ver la película Rush, un canal en YouTube (con voz de locutor profesional ;p) y hasta un pase de la FIA, se creen la máxima autoridad.
Existen grandes, como el protagonista de esta entrada, que no fueron acariciados por el resultadismo. ¿Quién quita que un Chris Amon no fue tan bueno, rápido como el que más de los tiempos presentes?
Saludos, José.