No soy el más indicado para andar haciendo recomendaciones, vaya por delante, pero visto que Nürbu no está sólo en eso de estar sufriendo el acosito flanderiano de los trolls —el grupo de SafetyCast en Telegram también acumula lo suyo, y en Facebook he tenido que quitarme de encima a dos pesaos empeñados en meter con calzador a Alonso por cualquier rendija y sin que venga demasiado a cuento—, me apetece echar el ratito esta tarde fresquita en Gorliz previa a la noche de Reyes Magos, dando consejos que no me ha pedido nadie.
Yo comprendo que con todos los sabios metidos a hacer méritos a influencer en redes sociales, supone un caramelo difícil de rechazar esto de aterrizar en los sitios donde la gente pretende seguir disfrutando con sus pequeñas o grandes chorradas (sic), incluso ahora que la actividad de la Fórmula 1 nos ha dado un respiro a todos.
No lo veo demasiado mal, de verdad lo digo, pero en mi caso supone un peñazo de dimensiones colosales tener que aguantar a todos aquellos que no saben retener la saliva entre las comisuras de los labios ni controlan todavía los esfínteres, pero vienen aquí a escribir comentarios en entradas antiguas con el fin exclusivo de que yo las lea, que las leo antes de marcarlas como spam.
Existen actividades mucho más inútiles que la vuestra, desde luego, pero por favor: ¡Id a cascarla a otros sitios o montaros un blog donde verter vuestras asombrosas ideas! Alonso no está (de momento), y convendría que lo fuéseis asumiendo, y si lo que os jode es que algunos sigamos hablando de motorsport con o sin el asturiano, pues lo único que puedo deciros es que vayáis al médico para que os recete algo con que calmar la pupita.
¡Ea!, os leo.
¡Ea!, os leo.
1 comentario:
No se han inventado medicina para tratar lo que padecen los escuálidos esos.
Y no hay nada que lamentar.
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