No todos tenemos la suerte de poder escapar de la Justicia japonesa, con dirección a un país amigo, viajando en el interior del estuche de un violonchelo y con aparente cobertura de La France...
Parece un gag sacado de una película de La Pantera Rosa pero no interviene el Inspector Clouseau ni nuestro protagonista de hoy cabía dentro de la caja de un instrumento musical, creo. En estos momentos todo es un poco contradictorio y muy rocambolesco al respecto de su fuga de Tokio, pero Carlos Ghosn ya está en Beirut y amenaza desde la capital de Líbano con que la semana que viene tira de la manta.
Os confieso que me dan repelús todos estos prohombres serios que desde sus respectivas esferas de poder organizan el mundo y ahí nos lo dejan en cuanto surgen problemas, para que nos apañemos, mayormente. También me produce una infinita ternura el asunto del «tirar de la manta» porque como yo tire de la mía me quedo con las pantorrillas al aire y poquito más. Sin duda soy un ser minúsculo que tose y no se mueve nada a su alrededor, ni derriba muros ni resquebraja el velo del Templo de Salomón; nada que ver con don Carlos, lo prometo por mis zapatitos de primera comunión.
En fin, en realidad las andanzas de Ghosn me procupan lo justo, para qué vamos a engañarnos, lo que me intriga son las consecuencias que vaya a tener todo esto en el equipo Renault en Fórmula 1, que si Enstone ya ha sufrido algunos zarandeos desde mediados de noviembre de 2018, cuado arrestaron al «Rey de Renault Nissan», con el prometido tirar de la manta podría ver cómo le ponen un nuevo clavo en el ataúd.
Y es que no se me quita de la cabeza que Cyril Abiteboul puede estar en estos instantes aprendiendo la letra de aquella canción trabalengüera que cantaba La Faraona, doña Lola Flores. Se titulaba ¿Cómo me las maravillaría yo? y, ¡pardiez!, necesitaba compartirlo.
Os leo.
Os confieso que me dan repelús todos estos prohombres serios que desde sus respectivas esferas de poder organizan el mundo y ahí nos lo dejan en cuanto surgen problemas, para que nos apañemos, mayormente. También me produce una infinita ternura el asunto del «tirar de la manta» porque como yo tire de la mía me quedo con las pantorrillas al aire y poquito más. Sin duda soy un ser minúsculo que tose y no se mueve nada a su alrededor, ni derriba muros ni resquebraja el velo del Templo de Salomón; nada que ver con don Carlos, lo prometo por mis zapatitos de primera comunión.
En fin, en realidad las andanzas de Ghosn me procupan lo justo, para qué vamos a engañarnos, lo que me intriga son las consecuencias que vaya a tener todo esto en el equipo Renault en Fórmula 1, que si Enstone ya ha sufrido algunos zarandeos desde mediados de noviembre de 2018, cuado arrestaron al «Rey de Renault Nissan», con el prometido tirar de la manta podría ver cómo le ponen un nuevo clavo en el ataúd.
Y es que no se me quita de la cabeza que Cyril Abiteboul puede estar en estos instantes aprendiendo la letra de aquella canción trabalengüera que cantaba La Faraona, doña Lola Flores. Se titulaba ¿Cómo me las maravillaría yo? y, ¡pardiez!, necesitaba compartirlo.
Os leo.
3 comentarios:
En la fotito le encuentro un aire a Mr. Beam...
Buen Año para todos, y un saludo al dueño del blog.;)
Antes de nada, feliz año a Jose y a todos sus lectores!
Tirar de la manta es una acción que puede conseguir muchas cosas, pero la primera es hacer quedar al que la ejecuta como hipócrita (como poco). Porque si sabes cosas turbias y te las has callado hasta ahora, eres por lo menos cómplice.
Pero bueno, a ver si por el camino nos vamos enterando de cómo se cocina la F1...
Tirar de la manta lo justito imagino. Como todos estos "capo"talistas que cuando les pasa lo que a todo hijo de vecino cuando se es empapelado se enfurruñan como un chiquillo porque "esto no debería de pasarme a mí"
Y si tira de la manta, que tire, pero de verdad, no a medias, y que caiga quien caiga. Porque como bien has ciho, tú o yo si tiramos de la manta lo único que cogemos es frío jaja y no tenemos amigos para que nos saquen las habichuelas...
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