martes, 28 de enero de 2020

Nos gusta ganar


Y a quién no le gusta eso, ¿no...?

Tenemos tan arraigada la cultura del winner & loser que está en la base de la mayoría de desacuerdos entre aficionados y, desgraciadamente, no sirve exactamente para disfrutar de un deporte tan complejito como el nuestro, donde, además, puedes elegir perdedores infinitamente más atractivos (como personajes) que los vencedores que copan la mayoría de focos y titulares.

Hace ya bastante, la verdad, aquí en Nürbu, le dábamos fuerte a los secundarios de lujo, Montoya, Barrichello, el propio Button antes de conquistar su título mundial, Webber, etcétera, etcétera y etcétera. En realidad un etcétera larguísimo en el que cabía ser fan de Markus Winkelhock o Takuma Sato sin que nadie te mirara raro. Qué os voy a contar yo si acabé llamando mi Felipe a Massa y los de aquí me entendíais.

La cosa esta nos la metió Bernie en vena con el dominio triunfador de Ferrari y Michael Schumacher a comienzos de siglo (2000 es año final del anterior pero nos vale). Tuvimos suerte con Fernando y Kimi, y Jenson, pero Red Bull y Sebastian Vettel terminaron por clavar los últimos clavos de nuestro ataúd, y ya con Mercedes y Lewis Hamilton dejó de haber escapatoria, que no es por nada, pero mencionar a Nico Rosberg suena un poco a hablar de un perdedor que tuvo mucha suerte...

Esto no lo arregla nadie, para qué vamos a negarlo, pero si escribo esta mañana sobre ello es porque ahora resulta que los mamporreros —sí, con todas las letras— que han afianzado esta cultura ganadora como única posible en nuestro deporte, andan ahora reclamando espacio para pilotos de reparto que ellos mismos han ayudado a desterrar. Empiezas por el rigor de los demonios y la seriedad y el respeto, sigues con las estadísticas y los coño datos incontestables, y obviamente estás anulando la posibilidad de que te guste un piloto o una escudería simplemente porque sí, sin que haya razones que lo avalen.

Y el caso es que la Fórmula 1 se ha nutrido siempre (hasta ahora, claro) de teloneros que facilitaban la vida a los elegidos para la gloria, imprescindibles para la actividad que te permitían echar una tarde alrededor de un café o una cerveza hablando de sus respectivas gestas, anecdóticas e inútiles siempre.

Nos gusta ganar más que a un tonto una tiza, claro que sí, porque eso significa tener razón aunque el zurrón se nos haya empobrecido con el tránsito y sólo quepan en él los winners.

Y está bien que los que nos han traído hasta aquí hayan descubierto (por fin) que hablar de Fórmula 1 va bastante más allá de los protagonistas que suelen ocupar el podio de los Grandes Premios, pero no olvidéis jamás que han sido cooperadores necesarios de este pequeño desastre y que lo último que deberían hacer ahora es ir dando lecciones con tal de seguir perpetuando que sólo ellos pueden soltar homilías.

Os leo.

3 comentarios:

Lastra dijo...

Hombre, Josete, vale que Rosberg contó con el auxilio de la diosa Fortuna cuando la UP de Ham dijo basta, pero al menos él lo había puesto todo de su parte y aun se vería en cierto brete, cuando el golden boy le quiso emparedar con su inmediato perseguidor, haciendo intervenir a Paddy por la radio.

Vamos, que a uno Nico no le parece el típico loser, tipo Bottas o tu amado Felipe :))

Anónimo dijo...

No sé si lo decía más porque lo pensara él de verás o más bien porque es lo que presupone que aún pensaría la masa que sigue al líder de turno. Que el hecho de que alguien haya derrotado al "mejor de todos los tiempos" sólo parece posible por accidente. Hasta ahí han llegado de lejos.
La realidad es que no debería ser normal que alguien gane sin oposición cuando dentro de su equipo sí la ha tenido claramente. Carrera a carrera. Nico demostró muchas veces estar a su altura. Sólo queda repasar porque fue derrotado y hundido en carreras puntuales, las conclusiones difieren bastante de lo que la élite pretende seguir defendiendo del campeón "invicto" ...

pocascanas dijo...

Y es que lamentablemente se confunde calidad con perfección. No importa que gane títulos en serie, lo importante parece ser que no haya perdido nunca.
En el fondo, los que defienden esa postura saben que los títulos en este caso son solo eso: estadísticas, y terminan deshumanizando al piloto.
Acaso no pudo haber tenido un mal año, y ser vencido de manera justa por su compañero?
Hay hay hay... hazme mil buenas pero no una mala. Qué adulto podría pensar así?

Saludos desde el Coño Sur