Si las cuevas han empezado a llenarse con la posibilidad de que Honda y Alonso convivan en la Indy 500 de este año, el sapo que quedaba, californiano para más señas, ha originado que los guerreros de la luz se hayan puesto en modo Brithis School para hacer digerible que Andreas Seidl, hasta hace nada un tipo respetable, reconozca abiertamente la expléndida labor que había realizado McLaren antes de su llegada al equipo.
A Zak Brown ni agua, ya sabéis. Su único pecado fue haber sustituido a ese Ron Dennis idílico que llevó a Woking a la indigencia después de haber tomado el mando de la empresa, aprovechándose de que Mansour Ojjeh convalecía de una operación de transplante de pulmones. Al británico lo echaron a patadas del imperio que él mismo había levantado por haber sido desleal incluso en lo del fondo chino que iba a meter dinero, y al hilo, resulta complicado de asimilar que sea tan feliz en la actualidad como ha empezado a venderse con tal de relativizar lo conseguido por McLaren desde finales de 2016.
Yo sé, tú sabes, nosotros sabemos, pero nos hacemos la picha un lío cuando tratamos de acercarnos a la verdad de las cosas con apriorismos y rebosando prejuicios.
Esta McLaren que ha terminado cuarta en el Mundial de Constructores de 2019, que cuenta con sangre nueva como Lando y Carlos y un plantel de técnicos y mandos que ha conseguido parar la sangría para mirar el futuro con cierta alegría, es obra del californiano. También son obra suya la McLaren que ha apostado por participar en la IndyCar a tiempo completo durante 2020 y ha hecho del WEC una posibilidad bastante creíble...
Negarlo es esencialmente bobo, y de muy mala baba insistir, con tal de no enmendalla, contaminando al personal con una pésima historia alternativa indicada para púberes, en la que quien lo ha logrado obtiene papel secundario, y quien erró el tiro sale limpio como una patena y se dibuja en el éter como el hombre imprescindible sin cuya figura McLaren siempre pierde aunque gane.
Los pecados del bueno de Ron son incontables, de hecho, Red Bull está sacado buena tajada del peor de ellos, pero la escuela británica tiene sus cosas y hay que aceptarlas, aunque a los mamporreros de aquí les moleste que se les diga que no se dediquen a la novela porque sus tramas no aguantan el más mínimo asalto. Sea como fuere, Dennis es saludable pasado y convendría que a Brown le comenzásemos a reconocer lo que merece en justicia, so pena de continuar haciendo el indio en caso de no admitir que el puto californiano que nos cae tan mal, ha ganado esta mano de la partida a los gurúes y lleva camino de ganarles las siguientes.
Os leo.
1 comentario:
El de Los Ángeles, CA, ha tenido las ideas, responsabilidad que poco a poco han ido levantando a la de Woking. Ningún british llegaría a hacer ni la mitad que ha hecho y logrado Zak, viendo desde dónde la dejaron Dennis y otros.
Saludos, José.
Publicar un comentario