Rémi Taffin ha advertido que la unidad de potencia Renault está por delante de la made in Mercedes-Benz, y aunque la ocasión pintaba para risa floja, lo cierto es quien más quien menos se ha quedado un poco para allá, no sé si me explico.
Como en el caso de Ferrari que comentábamos ayer [Con excusas o excusado], hay cuestiones que es mejor no andar aireándolas por ahí, no sea que en un descuido te dejen con el culo al aire, y lo digo porque a Viry-Châtillon no le bastará con haber dado con la tecla para demostrar que está por delante de la bestia parda de la parrilla, ya que depende de un cliente en buena forma que en 2021 montará propulsores fabricados en Brixworth, y de un equipo oficial al que todavía le queda un buen trecho para consolidarse, y estoy hablando de consolidarse porque apuntar más arriba se antoja prematuro habiendo visto lo que daba de sí el RS19 del año pasado.
Se mire como se mire la situación es delicada y me temo que el bueno de Rémi ha salido a caldear el ambiente sin que la platea esté llena.
La etapa con Red Bull hasta finales de 2018 ha dejado muchas heridas abiertas —este tipo de refriegas siempre las dejan, también es verdad—, pero en Fórmula 1 la excelencia no se consigue sólo en un apartado, ni mucho menos de un día para otro. En Milton Keynes estaba Adrian Newey y con él en escena sí habría resultado creíble este portentoso anuncio. Pero ese tiempo ha pasado y con Woking preparándose para su futura cohabitación con Mercedes-Benz, y con Enstone poco hecha, la cosa suena a lo que suena: a canto de sirena y a suivre...
En todo caso, crucemos los dedos porque, de corroborarse la noticia con resultados en pista, 2021 puede suponer un fabuloso escenario con los cuatro fabricantes en perfeco orden de batalla y con rendimientos muy parejos.
Os leo.
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