El Dakar ha llegado a su ecuador y toca recuperar fuelle descansando un poco. Que conste que yo he hecho lo propio, he estado con Ernesto y hemos terminado nuestro encuentro riéndonos a cuenta de las andanzas de los chicos de Fast N' Loud en el capítulo dedicado al Pontiac Firebird Trans-Am de Burt Reynolds en Los Caraduras (Smokey and the Bandit), por supuesto, instantes antes de acercarnos a la pastelería a por el soborno de Amama...
Fuera de bromas, lo del descanso en el Dakar es un eufemismo, no os lo creáis del todo. No supone una jornada de reflexión ni de brazos cruzados. Se curra aunque a un ritmo mucho menor y sin salir de la plaza. Se valoran los errores cometidos, se hace cómputo de lo perdido y lo que se puede recuperar a partir de la etapa 7, se arreglan desperfectos, se estudia concienzudamente lo que viene por delante, se toma aire y los participantes se alimentan una pizca mejor sin la presión que supone ir a toda leche por esos desiertos de Dios, consumiendo energías como si sobraran.
Os leo.
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