miércoles, 12 de agosto de 2020

Booty swing


Ya ha comenzado el reparto de carnés y se percibe en el ambiente un cierto acojono entre aquellos que se acercan por primera vez a las 500 Millas de Indianápolis, ya que, a la mínima, los entendidos aprovechan para marcar distancias con los nuevos y así sucede lo que siempre: la llama de una de las cimas del motorsport parece que pertenece sólo a unos pocos y los demás deben obtener permiso para acercarse, y sin molestar, por favor.

El caso es que Dios me mantiene fresco y txirene, que se decía en Bilbao, a pesar de que la semana que viene completo una nueva circunnavegación al calendario. Llevar el Ducado de Gorliz tiene sus gabelas, entre las cuales destaca la obligación de levantarme cada mañana con auténticas ganas de tocar las avellanitas —¿qué Duque del carajo sería si no hiciese gala de mis prerrogativas?—, de manera que ante un evento del tamaño del que comienza ya y concluirá el próximo domingo 23 de agosto, mi recomendación es que os lo toméis como lo que es: una cita única para disfrutar como jabatos, en la que conviene dejar que se enreden con cifras, datos y estadísticas, los genios que no saben vivir sin dar homilías.

Hace años escribí un par de entradas que marcaban el territorio del que no debe salir un novato [Indy 500 (Cosas que no debes saber)] y [Indy 500 (Cosas con las que no disfrutar)]. Leedlas aunque sea mientras estáis sentados en el inodoro, no seré yo quien os señale. Son dos manuales de supervivencia en ambientes hostiles que, con suerte, incluso os permitirán entablar alguna conversación con esos/esas que mamaron los secretos de las 500 Millas mientras sus madres les daban teta o biberón.

Perded miedo al entorno, quitadle hierro a lo que supone la carrera y buscaros alguien sin sotana al que le guste de verdad compartir su afición por este tipo de pruebas. Por razones obvias sigo recomendando encarecidamente la visita a los perfiles en redes sociales de Eloy Entrambasaguas y Charly Barazal. Hay más de su pelo y condición aunque no tan buenos, para qué vamos a engañarnos, pero como disponemos de tiempo, encontradlos antes de que sea demasiado tarde...

Y bueno, por terminar, repetir un poco lo que antes: las 500 Millas de Indianápolis no tiene parangón, pero si se puede decir algo de ellas es que nacieron y se han mantenido a lo largo de los años para hacer disfrutar a la afición, no sólo a los sosos que piensan que les pertenece en exclusiva.

Ea, ya os estáis poniendo Booty Swing en los altavoces o los cascos, y las pilas y lo que haga falta, porque vamos a disfrutar la Indy 500 como cosacos y el lunes 24, ya si eso, que nos quiten lo bailao o nos manden pasar por el confesionario.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

José, muy buenas. Algún inconveniente con el primer enlace? "Indy 500 (Cosas que no debes saber)" no lo puedo ver desde el móvil. Saludos!