martes, 4 de agosto de 2020

Anotaciones veraniegas


La mala fortuna va en el paquete de serie de cualquier piloto que se precie de ser llamado así. La buena también, claro, ya que en caso contrario la Fórmula 1 sería un sinvivir, algo intolerable porque siempre habría cosas, circunstancias, avatares, que chafarían la mínima posibilidad de protagonizar una buena actuación.

De Lewis se dice que tiene una flor en salva sea la parte porque siempre cae de pie. Antes le pasaba con más asiduidad porque el bueno de Charlie Whiting aún no había fallecido y hacía de Director de Carreras, y de las suyas, que hay que explicarlo todo, pero sí, podemos coincidir en que al británico le ha visitado la suerte en su vida deportiva como no les ha pasado a todos los pilotos de la disciplina juntos. Un enigma, sin duda, digno de ser destripado en Cuarto Milenio, ¡pardiez!

Y bueno, en realidad no quería hablar de Hamilton, pero me he visto en la obligación de hacerlo porque en España somos muy de ver las cosas sólo en blanco y negro —en mapa de bits, nunca en escala de grises—, y aquí estamos empezando, pienso, a apuntar mala derrota con el supuesto gafe que rodea al madrileño, casi de la misma manera que aceptamos como natural lo que le sucede al hexacampeón del mundo. Tampoco es que me preocupe demasiado, pero si consideramos desafortunada cada historia que le sucede en pista y le impide llegar donde desearíamos todos, a lo peor cuando llegue la verdadera mala fortuna no sabemos ni cómo reaccionar.

A ver, Carlos tiene ganada la partida de 2020 desde que firmó por Ferrari, el resto es puritito regalo en McLaren, y lo cierto es que el cabroncete lo está haciendo francamente bien, incluso cuando sufre percances de esos que les suceden a los que lo están dando todo en pista.

Pasad buena noche. Os leo.

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