sábado, 22 de agosto de 2020

Twist In My Sobriety


No tenía pensado escribir aquí esta noche pero a última hora he pensado que me lo merezco, quizá porque corren malos tiempos y no está el horno para bollos con nuestros políticos disputándose la pole por ver quién tendrá menos responsabilidad cuando el retorno a las clases nos estalle en la cara.

Enrike confesaba hoy que dejó la construcción de castillos para el aire y se limita a esculpir sirenas y tritones con la arena de la playa... Hice de tritón en la Deportiva Náutica de Portugalete por intercesión de doña Matilde, hasta que el cloro de la piscina malgastó mis fosas nasales y abandoné la actividad con casi 19 años. Para formar parte del equipo deportivo de la sociedad sin ánimo de lucro habían escogido a mi hermana pequeña, Titi. 9 años casi recién cumplidos, una sirena de lujo que le daba fabulosamente bien al estilo espalda. Mamá, como venía diciendo, solicitó a Adrián —barbero y entrenador, una bellísima persona—, que me diera una oportunidad porque iba a resultarle más sencillo llevarnos a los dos a las prácticas que dejarme a mí en casa. Yo, con casi 11, un perfecto manta...

Hablaba hace unos días con David sobre el valor del entrenamiento. Los que hemos hecho deporte físico sabemos en qué consiste: es lo que separa al buen deportista del deportista excelente. Trabajo, horas y horas enfrentándose a uno mismo con la intención de limar una centésima o una décima al cronómetro en base a depurar la postura y gestionar mejor la entrega de potencia de las piernas, y los brazos cuando entran en el agua, cuando salen, aprendiendo que girar mínimamente la cabeza, lo justito para atrapar una buena bocanada de aire rodeado de agua, facilita eso de ir más rápido cuando compites en piscina o travesía.

Luis bravea en aguas abiertas y aunque se lo digo de forma recurrente, creo que no sabe cómo le envidio. Con José Armando y Mikel me pasa lo mismo. Veo en redes sociales cómo entrenan en pista o con las pesas y percibo cuánto se acercan a sus objetivos, y cuando les felicito, imagino que no saben de la felicidad que puede destilar un loco que, abandonada la actividad que le hizo mayor, convirtió el monte en su campo de entrenamiento y tras encumbrar algunas cimas se exponía a terminar en la playa de Oriñón rezando por encontrar a la familia y ahorrarse aquello de volver caminando a casa.

El Hermano Luis (¡bendito!), me dijo que lo mío no era escribir. Mi santo padre, Aitite, siempre me expuso al hay que mejorar, Tatito... Ninguno de los dos, ni mi ex socio Luis Alonso I el gilipuertas, ni Omar, quien nunca entendió la magnitud de lo que había depositado en sus manos, supieron jamás que yo apostaba mis avellanitas al sagrado valor que nos hace mejores cuanto más aprendemos y sufrimos...

Moría Ian Holm y acaba de fallecer Ben Cross. Carros de Fuego puede parecer una película menor porque narra una historia en la que la superación supone el eje sobre el que rota todo. Sobreponerse precisa de esfuerzo, entrenamiento personal, y mientras la Fórmula 1 ha cedido terreno al simulador y al Dios dirá, la Indy 500, fiel al esquema Old School, permite que sus astros entrenen y encuentren sus límites y, si pueden, los superen. Y aquí, en España tal que a mediados de agosto de 2020, todavía hay idiotas que desmerecen el esfuerzo de un deportista que busca su techo, porque, lo propio, es sentarse ante el televisor o en la grada para ver si te encajan las apuestas, por nada más.

Existe un reto por superar y hay un tipo que lo ha aceptado y se está dejando lo que no está escrito por lograrlo, pero los espesitos y apasionaditos al motorsport, o eso dicen, sólo están a si les sale positiva la quiniela. Dios bendiga a los ganorabakos. El mundo es suyo, pero que no aburran a los que pensamos que podría ser infinatemente mejor si desaparecieran del mapa, por simple profilaxis...

Os leo.

1 comentario:

Antonio L. dijo...

Ayer disfruté la Indi 500 de cabo a rabo pese al revés de dos pilotos españoles, lucha, incertidumbre, accidentes que ponen los pelos de punta y por supuesto poca suerte.

Muchos palos he leído esta mañana sobre Alonso y mejores palabras sobre Palou. Toca aguantar y volver a intentarlo.

Así que a todo los trols del automovilismo les digo una cosa....... ¡tened cuidado y no cantéis victoria antes de tiempo!, como dice un proverbio muy sabio,"el que ríe el último,ríe mejor".

Un saludo de un alonsista.