domingo, 30 de agosto de 2020

El W10 les viene grande


Hoy ha sido una de esas tardes en que Twitter parecía la Torre de Babel... bueno, más Torre de Babel que de costumbre, que sé que nos entendemos. Y el caso es que como el Gran Premio de Bélgica ha resultado un nuevo truño bananero en el que, para colmo, a los de Brackley se les ha deslizado que Bottas corre con un coche un poquito diferente al de Hamilton —lo de Toto Wolff sí que es de nota, ¿qué coño teme de Valtteri para impedirnos a los aficionados disfrutar de una pelea legítima entre los dos únicos tipos de la parrilla que están en disposición de ofrecerla?—, vamos a echar el ratito vespertino hablando del papelón que ha protagonizado Racing Point con Checo Pérez.

Antes bien, y por aquello de ubicarnos, diré que pasaré a la historia diminuta de nuestro deporte como el «conspiranoias» a pesar de que en mis lecturas alternativas he dado en el clavo en un elevadísimo porcentaje inasumible para mis numerosos y feroces detractores. Los de por aquí sabéis perfectamente de qué hablo así que no me extenderé por evitar aburriros, aunque también os digo que desde hace tiempo no esbozo conspiraciones porque nuestra Fórmula 1 no da ni para eso. Y bien, si con lo de Carlos Sáinz ya me expresé largo [Folclore], no será hoy cuando vea fantasmas (más fantasmas, para ser exactos) en el temita de Pérez como escolta de Lance Stroll.

El de Guadalajara sabe perfectamente qué lugar ocupa en la de Silverstone y quién es el pichabrava en el equipo de papá Lawrence Stroll, de forma que tampoco nos vamos a poner a descubrir el Mediterráneo intentando aclarar algo que deberíamos dar por sabido: Sergio nunca parecerá mejor que Lance salvo milagro o intercesión divina. Otra cosa es la mierda de estrategia que le ha proporcionado Racing Point al mexicano, porque resulta bastante clamoroso que la escudería británica, hoy, ha metido la pata hasta el corvejón.

Puede haber algo de extralimitación, no soy quién para decir lo contrario, pero, honestamente, pienso que el W10 rosa le viene grande a una escuadra acostumbrada a jugar con cacharros menos pudientes.

Y sí, una cosa es disponer de un vehículo notable y otra bien diferente saber sacarle provecho. Quienes a principio de temporada, allá como a finales de febrero pasado, opinaban que todo estaba hecho, se acaban de dar un sartenado en toda la cara porque un monoplaza tan virtuoso no es fácil de reglar, ni mucho menos de gestionar, como pienso que ha sucedido esta tarde. Un coche de competición es un conjunto que no admite titubeos ni medias tintas.

Spa-Francorchamps es en sí un circuito complejo a la hora de afinar las herramientas —otro gallo le cantará a la de Stroll padre e hijo en Monza—, y con un auto que no ha sacado lo mejor de sí en todo el fin de semana, intuyo que, tras la pérfida salida de nuestro protagonista, alguien en el muro ha pensado que era buena idea mantener al mago de las gomas a una parada en vez de ofrecerle una alternativa a dos pasos por garajes —calibrar duración de compuestos, medir escrupulosamente la densidad de tráfico y esas cosas—. El resultado de todo esto ha sido una carrera agónica para el titular del dorsal número 11, que así y todo ha sido rubricada con un puntito de saldo que va para la saca del equipo.

¿Ha habido mala intención? Juraría que no, y me atrevería a decir que todo ha consistido en que el W10 es mucho juguete para una tropa acostumbrada a lidiar en el medio campo con los Force India, pero también apunto que va a misa que han asesinado las posibilidades del mejor piloto de la escudería, aunque Lance sea el llamado a pasar a la historia de Racing Point en este 2020.

Disculpad el ladrillo. Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es para dar mucha penita.
En cuanto al equipo, es evidente que las prestaciones del coche les vienen muy grandes. Deberían estar dando mucha guerra al propio Red Bull, pero sin embargo andan haciendo unos papelones lamentables.
En cuanto a los pilotos no creo que nadie dude de que el hijo del dueño del equipo es mas o menos solvente en lo que se refiere a hacer una vuelta. O al menos eso parece salvo que al Checo, a parte de otras putadas, también le estén haciendo la cama los sábados.
En carrera no hay color, pero efectivamente al mexicano le están torpedeando bien en su propio equipo.
Es lo que tiene el haberse gastado un pastón para que tu niño pueda correr en F1.

Álvaro