Me confieso totalmente falto de alicientes ante la posibilidad de más de una carrera por circuito o, en su caso, de que las pruebas se celebren a puerta cerrada...
No me preguntéis por qué. Tengo la sensación de que se va a enlatar nuestro deporte con tal de salvar la temporada y, sinceramente, no me gusta la posible salida aunque al final sea la única que quede.
En fin, dos Sakhir o dos Silverstone no me aportan absolutamente nada salvo cantidad, la misma razón que impide que se celebren en cualquiera de ellos ocho o nueve citas, o en los dos, circunstancia que permitiría asegurar la campaña a poco que arrimase el hombro otro circuito, Yas Marina, por ejemplo, sumando tres más...
Es cierto que en IndyCar y Formula E existen pruebas dobles, pero al suponer anécdotas en el calendario sí aportan tilín, cosa que no va a suceder en la Fórmula 1 si al final se aborda esta solución ya que todos somos conscientes de cuál es el trasfondo: rellenar los huecos. Y bien, para rematar la faena se está barajando la posibilidad de celebrar este sindiós a puerta cerrada, es decir, carreras dobles, en el mejor de los casos, pero sin público en las gradas.
Lo más jacarandoso de esta posibilidad estriba en que buena parte de la gente que nos ha puesto las orejas como las de Dumbo a cuenta de la diferencia esencial que supone ver una carrera en circuito en oposición a verla desde casa, apuesta a ciegas por ella ya que, dicen: apenas se notaría porque de normal no se aprecia tanto la presencia del respetable.
No me enredo, que me conozco: el espectáculo necesita al gentío tanto como a los participantes porque el ambiente también cuenta.
El decorado es imprescindible en Suzuka, en Interlagos, en Mónaco, en Montmeló, en el Hermanos Rodríguez —¿alguien imagina Foro Sol vacío mientras circulan los monoplazas?, ¡parecería una de The Walking Dead!—, etcétera. De suyo, los trazados del campeonato son catalogados como sosos o vibrantes precisamente por el aire festivo que los rodea, cada uno de ellos especial e irrepetible. Y bien, Liberty Media, ya desde una de las esquinas del cuadrilátero, acogotada por el coronavirus, nos propone un menú de salvación que abunda en el pan sin sal y la sopa como primer plato y segundo, y sin postre...
Silverstone se salvaría, sin duda, dispone de una de las mejores realizaciones del campeonato, pero no sé si funcionaría en formato doble y sin público, es más, diría que se corre el riesgo de que acabe pareciendo el Paul Ricard.
No, no me gusta esta solución.
Os leo.
En fin, dos Sakhir o dos Silverstone no me aportan absolutamente nada salvo cantidad, la misma razón que impide que se celebren en cualquiera de ellos ocho o nueve citas, o en los dos, circunstancia que permitiría asegurar la campaña a poco que arrimase el hombro otro circuito, Yas Marina, por ejemplo, sumando tres más...
Es cierto que en IndyCar y Formula E existen pruebas dobles, pero al suponer anécdotas en el calendario sí aportan tilín, cosa que no va a suceder en la Fórmula 1 si al final se aborda esta solución ya que todos somos conscientes de cuál es el trasfondo: rellenar los huecos. Y bien, para rematar la faena se está barajando la posibilidad de celebrar este sindiós a puerta cerrada, es decir, carreras dobles, en el mejor de los casos, pero sin público en las gradas.
Lo más jacarandoso de esta posibilidad estriba en que buena parte de la gente que nos ha puesto las orejas como las de Dumbo a cuenta de la diferencia esencial que supone ver una carrera en circuito en oposición a verla desde casa, apuesta a ciegas por ella ya que, dicen: apenas se notaría porque de normal no se aprecia tanto la presencia del respetable.
No me enredo, que me conozco: el espectáculo necesita al gentío tanto como a los participantes porque el ambiente también cuenta.
El decorado es imprescindible en Suzuka, en Interlagos, en Mónaco, en Montmeló, en el Hermanos Rodríguez —¿alguien imagina Foro Sol vacío mientras circulan los monoplazas?, ¡parecería una de The Walking Dead!—, etcétera. De suyo, los trazados del campeonato son catalogados como sosos o vibrantes precisamente por el aire festivo que los rodea, cada uno de ellos especial e irrepetible. Y bien, Liberty Media, ya desde una de las esquinas del cuadrilátero, acogotada por el coronavirus, nos propone un menú de salvación que abunda en el pan sin sal y la sopa como primer plato y segundo, y sin postre...
Silverstone se salvaría, sin duda, dispone de una de las mejores realizaciones del campeonato, pero no sé si funcionaría en formato doble y sin público, es más, diría que se corre el riesgo de que acabe pareciendo el Paul Ricard.
No, no me gusta esta solución.
Os leo.
3 comentarios:
Pues yo, personalmente, prefiero ver a los pilotos y a los choches batirse el cobre aunque sea sin público y repitiendo circuitos que no verlos hasta marzo del 2021, como muy pronto.
No es lo ideal pero al menos te dremos carreras.
A no ser que sea circuitos con mucha igualdad entre equipos, correr en el mismo varias veces poco va a cambiar. Porque supongo que por temas económicos no moverán todo el chiringuito cada semana.
Ahora bien, si hacen una carrara "normal" y la siguiente aunque sea en el mismo circuito aprovechan para hacer experimentos tipo "Balance of performance", parrilla invertida o aspersores que decía aquel puede tener su aquel.
¿Qué mejor excusa para probar experimentos?
Un saludo
Sr.Polyphenol
Mi hijo inició en marzo el anteúltimo año de su instituto con orientación industrial (un FP).
Es un año de pérdidas. Vamos, una guerra de baja intensidad. Se perderán vidas, bienes materiales y destinos.
El 75 porciento de su instrucción se basa en talleres y laboratorios. Allí van los profesores, intentando apañar el ciclo lectivo por clases virtuales.
Ser o no ser un purista? Qué debería hacer, rebelarse ante el virus y dejarlo para el año próximo, o aceptar una merma en la calidad educativa que, no sólo impactará este año, sino que se cobra además una tajada del otro por las correlatividades?
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