Desgraciadamente hay mucha gente que no sabe vivir sin estar envuelta en problemas sin solución, reales o inventados, que tanto da porque ésa es su zonita de confort: el desasosiego perpetuo.
Hace años había quien se pasaba el día sopesando qué iba a ser de nosotros cuando Fernando abandonase la F1. Se estaban haciendo las cosas tan mal (entonces) que el horizonte era más negro que las avellanitas de un grillo. ¡Zas! —imaginaban—, ¡la Fórmula 1 iba a desaparecer bajo nuestros pies! Y bueno, resulta evidente que no ha sucedido nada, extraordinario, se entiende.
El que se ha querido ir se ha ido y el que ha preferido quedarse se ha quedado, no más. Antonio y su tropa siguen retransmitiendo, les sacuden como sacudían a Josep Lluís o a Iñaki y sus respectivos equipos, y el mundo del motorsport continúa dividido entre los nuestros y los de enfrente mientras los cochecitos de colores siguen ejerciendo ese poderoso magnetismo que nos ata al televisor o la pantalla del ordenador, o que nos lleva a interesarnos por lo que escribe o dice toda esa peña que no nos gusta, de forma que las quejas en redes sociales ganan por goleada a los aplausos, más o menos como sucedía antaño.
Reinventarse o morir, decía el sabio. Y es verdad, hay quien ha aprovechado la nueva situación para adaptarse a los cambios y quien sigue empeñado en su comodidad negativa. Obviamente prefiero el primer grupo porque me resulta mucho más fácil convivir con gente que tiende a ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Nuestro deporte, en general, ofrece más sombras que luces, pero como sigue estando interesante y... bueno, nadie ha dicho jamás que fuese un lugar perfecto, sospecho que seguiré por aquí un trecho más.
Os leo.
1 comentario:
buenas noticias, claro que debes seguir un trecho mas... es un gusto leerte siempre.. los pilotos pasan, pero la F1 queda... y queda para seguir disfrutando y sufriendo con sus cambios locos y todo, pero se disfruta..
Carlos Ollarves
Carora - Venezuela
p.d. aun seguimos en cuarentena..
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