lunes, 27 de abril de 2020

¡Bien tirada!


Llevaba días esperando noticias sobre el Gran Premio de Francia y quejándome con los amigos de la turrada que estaba dando la prensa sobre lo mal que lo está pasando Williams. He hablado aquí mismo de que no me fascina la posibilidad de eventos a puerta cerrada y de que si había que pasar por ahí era sólo por salvar las retransmisiones y los benditos contratos con los anunciantes, no por entretenernos. La verdad, no he tenido tiempo de llamar bocachancla arrogante a herr doktor Marko por filtrar que empezábamos en Spielber sin que Liberty lo hubiese anunciado oficialmente, pero no oculto que me he quedado con las ganas...

Y de pronto el abismo y la solución en la misma frase: cancelación de la prueba en el Paul Ricard y presentación del plan maestro para salvar la temporada cuando se ha llevado al aficionado a la esquina del cuadrilátero.  

Doctrina del shock en estado puro, esto o nada, la pistolita de Bernie en nuestro pecho. Lo tomas o lo dejas. El deporte sólo necesita ocho carreras pero el negocio tiene otras prioridades que, como en las malas películas, se han hecho nuestras porque el bien superior siempre está por encima de cualquier otra consideración.

Ando con dos SAM buscándome las vueltas aunque todavía me quedan chaffs para distraerlos, pero el jueves noche creo que habré terminado la faena y el mismo viernes cojo el bisturí y me pongo en serio con esta mandanga. Gracias a Dios —no todo tiene por qué ser feo—, el Pentágono también ha decidido entretener a su público permitiendo que veamos tres OVNIS mientras el coronavirus asola buena parte de los Estados Unidos.

The show must go on! Os leo.

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