domingo, 8 de marzo de 2020

Quien tuvo, retuvo


No me extrañaría nada que en poquito tiempo volviese a surgir la matraca de la posible venta de la Fórmula 1 por parte de Liberty Media...

Como sabéis, Bernie ha comenzado a avivar las llamas del incendio montado por los siete magníficos contra Ferrari y ha puesto a la FIA en el punto de mira de las reclamaciones multimillonarias que, según él, podrían ser exigibles [Ecclestone adviseert niet-Ferrari-teams: «Klaag de FIA aan»].  

L'Onorata Societa no tiene calderilla suficiente para afrontar un susto de este calibre, y en realidad, el torpedo lleva dirección a la línea de flotación de Liberty, pues, en última instancia, es la propietaria del cotarro y sí tiene dinero, y ahora mismo, un problema creciente sobre la mesa porque La Bruja de Blancanieves juega con algunos ases en la manga, como por ejemplo: la prensa británica, tan dada ella a la lealtad al antiguo patrón y sus descabelladas ideas incendiarias.

Lleva razón Ecclestone en lo de que a él no le pasaban estas cosas. Con Max Mosley como Presidente, por ejemplo, bastaba sobornar equipos para conseguir prórrogas en el Pacto de la Concordia (1998) —desvelado durante el caso Gribkowsky—; Ferrari resultaba intocable porque era imprescindible a la hora de hacer atractivo el deporte para que entrara a  saco en él CVC Capital Partners (2006); nada hubo que objetar a que FIA metiera un correctivo a McLaren y Ferrari admitiendo en 2009 el Doble Difusor como animal de compañía, etcétera, etcétera, etcétera, por citar sólo unos pocos casos en los que esta Hermanita de la Caridad no encontró razón para levantar en armas al gentío, ni mucho menos para susurrarle al oído que podía pedir pasta porque se la habían robado...

En 2013 se puso de parte de Pirelli con el temita de las gomas que beneficiaban a Milton Keynes y quitó mordiente a la trastada que había cometido Brackley en el Pirelligate, pero ya conocemos a Bernie: suele tomarnos por tontos porque en el fondo, quizás lo seamos. En octubre pasado recomendaba a Liberty que se arropara con Mercedes AMG, Ferrari y Red Bull, y pusiera una pistola en el pecho al resto de equipos para que aceptaran el reglamento 2021, pero ahora toca cambiar de trinchera.

En fin, el Brexit ha abierto un mundo de infinitas posibilidades para los intereses de Ecclestone y los que son como él, y el británico no está por la labor de desaprovecharlo. Lejos de la Unión Europea se puede vivir mejor... Pero en este idílico paisaje sobra, lógicamente, la actual propietaria de la Fórmula 1, y ahí tenemos a nuestro protagonista: incentivando los follones para que los pagafantas y pesebreros se encarguen del trabajo sucio.

Os leo.

1 comentario:

Elín Fernández dijo...

Cuando la RAE incorporó la palabra corrupción al nuestro diccionario, pensó en Bernie Ecclestone.