sábado, 28 de marzo de 2020

Mario y la excelencia alemana


Mario Theissen es un personaje muy querido en el paddock F1 a pesar de que hace años que no lo pisa con responsabilidades, y bueno, ahora que nuestra vieja Europa se está demostrando, una vez más, una de esas familias numerosas que andan a tiros a todas horas pero no hay Dios que la rompa, me apetece echar unas líneas sobre esa fábula de la excelencia alemana que pone a alguno más pino que un chute de Viagra.

No voy a tirar del tan socorrido tengo amigos alemanes porque sería faltar a la verdad ya que mi única amiga alemana tiene un componente mediterráneo bastante notable. Sí tengo familia en Alemania y he trabajado con alemanes y, por fortuna, en nuestra Fórmula 1 hemos disfrutado de teutones a cascoporro aunque la tendencia de su número tienda a la baja en la actualidad...

En base a esta estúpida experiencia intuyo que son gente como nosotros, así, en general, con sus luces y sombras, aunque son mucho más metódicos quizás porque lo hemos asimilado así, ya que a la hora de la verdad se muestran tan fallones como los del sur. Eso sí, si tienen un plan lo llevan a cabo así les vaya la vida en ello... ¡Hasta el cagarrón y más allá!

Pasando de puntillas sobre la monumental metedura de pata de Porsche al aceptar que Tag Heuer se llevara los honores de propulsar a los McLaren de mitad de la década de los ochenta del siglo pasado —tres títulos de Pilotos entre Prost y Lauda y dos de Constructores—, o la de BMW al retirarse de la Resistencia a finales de 1999, cuando su proyecto se estaba consolidando y el de Audi todavía estaba en mantillas, la gestión deportiva del bueno de Mario Theissen durante 2008 supone el último rejonazo a la susodicha cultura de la excelencia, tan alabada como sobredimensionada.

BMW (BMW Sauber) ya estaba pensando en retirarse de la máxima disciplina porque la deriva que estaba tomando el negocio no la convencía. Imagino —no se ha escrito nada sobre esto—, que tenía un plan que pasaba porque si a mitad de sesión no se habían conseguido determinados objetivos, se chapaba el invento y se invertían esfuerzos y dineros en la era híbrida que se iniciaba tímidamente en 2009 con el estreno del KERS.

Así las cosas, y a pesar de que el F1.08 permitió a Robert Kubica alcanzar la victoria en el Gran Premio de Canadá de ese año, como había un plan, BMW lo siguió a pie juntillas a partir del verano. 

El monoplaza evolucionó poco o nada después del Gran Premio de Gran Bretaña. El piloto polaco y su compañero Heidfeld poco pudieron hacer con una montura que había desfallecido por arte de magia, pero aquí viene lo bueno (o lo malo), porque McLaren y Ferrari iban a firmar una segunda parte de campaña extremadamente ramplona. Tal fue así que el conductor de Cracovia, en Japón y China, antepenúltima y penúltima pruebas del calendario, todavía mantenía opciones matemáticas para haberse calzado el campeonato.

BMW no movió un dedo. Ni lo intentó, vamos. Tenía un plan y se ajustó a él como un guante de gamuza. Estaba enfocada en el proyecto 2009 y de ahí no se apeó aunque la ocasión la pintaban calva...

Kubica perdió una maravillosa oportunidad para haberse coronado Campeón del Mundo con BMW como cooperador necesario. Había un plan, como vengo diciendo, pero lo que no había era margen para la intuición ni capacidad de respuesta, lo que me lleva a las palabras de Mike Tyson: «Lo importante es planificar, lo de menos es el plan. Todo el mundo tiene un plan hasta que le parten la cara...» BMW, en 2008, tenía plan pero no había planificado adecuadamente, de forma que siguió con las proyecciones a pesar de que el horizonte advertía de la oportunidad de cambio de rumbo, y la cagó estrepitosamente, claro...

En casita como en ningún lugar. Os leo.

2 comentarios:

matador dijo...


Últimamente, soy bastante crítico con los centro-europeos, aunque ahora regenten cierto liderazgo económico-moral, pero es cierto que, en el momento en el que hay algo que se sale de lo previsto, les resulta totalmente imposible salirse del carril. Si miramos la Historia con perspectiva, podemos ver que el liderazgo cultural, tecnológico, y también moral, es de los países del Sur de Europa. La cultura Helenística, Roma, los Reinos Españoles, La República Serenísima de Venecia, la Francia del Barroco, de la Revolución Francesa ,etc...

Solamente en la gestión económica y, a partir de la Revolución Industrial, los anglos y sajones tomaron ventaja sobre la Europa de Sur. Igualados por la revolución tecnológica, quizás sea la hora de demostrar a los cabeza-cuadraden que los países mediterráneos tienen una capacidad de improvisación que puede marcar la diferencia con el resto, en base a nuestros criterios de organización social y, por lo que se ve en estos días, también moral.

Salu2 confinados!

Type930 dijo...

A Mario bigotearrocet Theyssen siempre lo recordaré en los boxes del DTM, rivalizando con Norbert pedropicapiedra Haught y el Dr Ullrich...eran buenos tiempos para el DTM.