jueves, 12 de marzo de 2020

Prueba de estrés


Una situación como la que estamos viviendo en Fórmula 1 supone para las escuderías pequeñas una prueba de estrés mayor que el sometido a las células de seguridad y el chasis durante los crash test. Afecta a sus tesorerías y eso siempre son palabras mayores, más en la parte menos noble de la parrilla...

Los contratos de publicidad y patrocinio van a ser revisados a la baja; los puntos se han evaporado previsiblemente hasta Mónaco —a ver si echo unas letras sobre esto mañana o pasado mañana—, y, en definitiva, todo lo que eran buenas expectativas hasta esta tarde, se ha convertido en agua de borrajas o está a punto de hacerlo porque toca tirar de los ahorrillos y no siempre se puede, que sé que nos entendemos.

Ahora mismo, quien más quien menos, estará utilizando la calculadora y poniéndose en contacto con las aseguradoras, porque los seguros son siempre parte imprescindible de la actividad, aunque desconozco si tenían contemplada en su letra pequeña una contingencia como la que ha originado el coño coronavirus.

Y sí, aunque parezca increíble, para las escuadras que tradicionalmente llegaban con la lengua fuera al verano, este inicio de 2020 les ha tenido que sentar como una patada en salva sea la parte, y con más razón con 2021 asomando las orejas.

Para los parias de la excelencia [La excelencia], toca elegir si ponen todos los huevos en la cesta de las escasas posibilidades de esta temporada o se sumergen de lleno en el diseño del monoplaza de la que viene, y que no nos extrañe nada que nos olvidemos del affaire Ferrari/FIA y la de John Malone abra el grifo estas semanas próximas y dote a los equipos de dólares para superar los destrozos y aguantar un trecho más, al estilo Plan Marshall, y es que el negocio es lo primero y sin los desgraciadillos no es posible.

Os leo.

1 comentario:

pocascanas dijo...

En este momento son puras pérdidas, y encima un viaje estéril hasta la tierra de los canguros.
Para las siete escuderías del fondo, como un torpedo en la línea de flotación.

Ya ni el Coño Sur se salva...