A Hamilton se le vio en su salsa conduciendo el McLaren MP4/5B que llevó Ayrton Senna en 1990, y bueno, como siempre pasa con estas cosas, entre la legión de seguidores que tiene el británico en España no faltó quien se quejó en redes sociales del poco eco que tuvo el bendito homenaje al paulista, o ¿al de Stevenage deberíamos decir?
Vaya por delante que a mí me colmó la atención que dispensaron los medios internacionales y autóctonos al evento en Interlagos, básicamente porque el acto de tributo tenía como centro de atención al ídolo brasileño y, en líneas generales, pues tampoco me he puesto a contar líneas y menciones, creo incluso que se dio más importancia al heptacampeón del mundo que a la figura homenajeada, aunque esto no deja de ser una mera opinión plasmada a vuelapluma.
Pero bien, a lo que vamos, y recordando que eché unas coplillas al respecto de lo inoportuno que vi que Bottas recibiera el casco de Juan Manuel Fangio como trofeo por haber logrado la pole en el Hermanos Rodríguez. Bueno, venía diciendo, ya sabemos lo incoherente que actúan Liberty y la FIA con estas cosas, capaces de quemar dos buenas ideas para sacar un churro; y también conocemos (de sobra) lo poco que da de sí un aficionado cuya cabeza permanece poco o nulamente amueblada.
El acto en sí era en honor a Senna en su tierra, con el monoplaza que lo convirtió en bicampeón, y tal vez la sobreactuación de Lewis pudo llevar a equívoco, pero, en orden jerárquico, el astro inglés no dejó de ser un comparsa, lo que me recuerda a la ministra Leyre Pajín catalogando de «acontecimiento histórico planetario» que Rodríguez Zapatero se reuniera con Obama en 2009...
Os leo.
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