lunes, 4 de noviembre de 2024

¿Efecto Briatore?


Venga, todos lo sabemos. Si en vez de Esteban y Pierre en el segundo y tercer cajón del podio en Sao Paulo hubiesen estado Kevin y Nico, un suponer, alguno de nuestros adalides de la información habría reseñado la anécdota bajo un sonoro ¿Efecto Komatsu?, así, grandilocuente, como para que el personal se pusiera a pensar en que a lo mejor el japonés hizo algún tipo de magia que no conocía Guenther Steiner, más allá de traer a Toyota como colaborador necesario para 2025, claro.

Obviamente no tuvo nada que ver Flavio, pues el hombre seguía con las tijeras recortando de aquí y allá y no se le podía exigir que estuviera atento a las evoluciones de los dos A524 en Interlagos. ¿Hubo suerte entonces? A ver, si no hubo efecto Briatore y los coches de Enstone no están para este tipo de hazañas, hay que admitir como posibilidad que la diosa Fortuna se soltase la melena y los lazos, que se pusiese a bailar descalza y acabara cantando Salut les Amoureux...

He puesto puntos suspensivos al final del párrafo anterior porque somos tanto de milagros como de usar la palabra suerte como si fuese un pecado mortal —seguramente también debido a que soy un chistoso de medio pelo que no se ganaría la vida haciendo monólogos—, pero, fundamentalmente, porque llevo hablando desde que abrí Nürbu de que la suerte en F1 hay que buscarla, en primer lugar, acariciarla cuando ha caído en tus manos, y, por último, exprimirla como un limón hasta la cáscara porque sin arduo trabajo detrás suele quedarse en nada.

Ocon y Gasly se encontraron en una situación a la que no estaban acostumbrados más o menos a falta de cuarenta vueltas para terminar la prueba. Cuarenta, sí, habéis leído bien. A partir de ese instante el muro francés funcionó como un cronómetro mientras sus lobos comenzaron a ir a calzón quitao a por un podio que parecía regalado pero aún quedaba lejos. Tiqui-taca, tiqui-taca, al gusto de don Luis Aragonés, Banchi et Pierrot ni amagaron con liarla parda. Centrados, finos, creo que no les he visto formar tan preciosa pareja de baile desde que llevan juntos. Et voilà!

Si la presencia de Flavio ha conseguido que el equipo entienda que así se consiguen las cosas, bien por el italiano y mejor por Alpine, que amén de destrozar mis pronósticos ha salvado la temporada en un sólo zarpazo. 35 puntos en un fin de semana, ¿quién con dos dedos de frente lo podía imaginar?

Os leo.

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