miércoles, 21 de agosto de 2024

El mayordomo


Afortunadamente, la autoproclamada excelencia de la que alardea nuestro deporte da justito para que se la crean algunos pardillines, como ese vínculo mágico que existe entre Best Sellers y calidad que resaltan algunas editoriales y llevó a comparar en su día, a Terelu Campos y Belén Esteban con don Mario Vargas Llosa, quien incluso en su abundante literatura de declive sigue dando lecciones de magnífico escribir.

Aunque lo parezca hoy no pretendo forzar que el Pisuerga pase por Valladolid, ni aprovecharme de ello, más bien quiero recalcar que incluso en Fórmula 1 los crímenes acostumbran a ser imperfectos pues el delito deja huellas y la culpa, casi con total seguridad, será del mayordomo, pero por pereza de la policía, mayormente.

El pasado 8 de diciembre de 2023, durante el transcurso de la Gala Prize Giving FIA, sucedió que Hamilton supuestamente regaló a un aficionado su trofeo de tercer clasificado. Primero fue que sí pero enseguida fue que no y se argumentó que todo se había debido a un malentendido [Sottovoce], pero el caso es que Hamilton ya estaba negociando con Ferrari su incorporación en la rossa a partir de 2025 mientras mantenía la boca cerrada en Brackley y seguía tonteando con Toto.

El anuncio del fichaje estrella rompió la banca en los primeros días de febrero, pero ni en ese momento ni en los meses que han transcurrido desde entonces nadie ha recordado a Nihad Nesirli, el fan que recibió tan hermoso regalo y lo devolvió sin poner pegas. En todo este tiempo Mercedes AMG ni siquiera ha considerado la posibilidad de disculparse ante el chaval por su defensa de la integridad del astro británico, ni mucho menos ha pensado en enviarle una reproducción para que la guarde como recuerdo.

No soy Poirot, ni ganas que tengo, la verdad, pero a la luz de los acontecimientos, si en enero ya albergaba dudas ahora no tengo ninguna: el heptacampeón se desprendió de buena fe su trofeo, y lo que pasó luego fue, más o menos, lo que sucedió cuando le tocó testificar en favor de Adrian Sutil y no supo cómo hacerlo porque, entre pitos y flautas, precisó cambiarse de ropa interior.

Os leo.

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