Ni sé las órbitas que llevo acumuladas, ni tampoco me preguntéis. Escribo por no perder la rutina y mantener el nervio literario y los dedos en buen uso, también por no dejar que la memoria me lleve a paraísos perdidos de los que siempre resulta fatigoso volver.
Ha sido una bonita jornada. El año que viene quedamos a la misma hora...
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