jueves, 8 de agosto de 2024

IndyCar vs. Fórmula 1 [Two]


Por no herir sensibilidades me he propuesto no usar los términos fácil y difícil en este texto, más allá del pertinente aviso de estas primeras líneas, claro, pero que la aerodinámica sea más elaborada y exigente en F1 [IndyCar vs. Fórmula 1 (One)], origina una serie de añadidos que empeoran, aún más, el añorado trasvase de cualidades desde la IndyCar.

Un monoplaza IndyCar sufre muy poquitas evoluciones a lo largo de una temporada, prácticamente ninguna, aunque este año hemos vivido una hibridación de los propulsores a partir del Grand Prix of Mid-Ohio. En sentido estricto deberíamos hablar de adaptaciones porque partimos de un chasis idéntico para todos los vehículos y unas carrocerías estándar para todos ellos, modificadas mediante kits según sea el circuito que toque, y no, aunque algún alma cándida sueñe con lo prometedor que resultaría usar en un trazado urbano o convencional un kit para ovales —el más rápido—, el Reglamento no lo permite.

A ello hay que sumar el uso de dos tipos únicos de motores, los V6 Biturbo de 2.2 litros que suministran Chevrolet y Honda, y que, como decíamos en el párrafo anterior, desde comienzos de julio cuentan con un añadido híbrido.

Suena a perogrullada pero es lo que hay: un piloto IndyCar se enfrenta a un entorno técnico menos complejo que el que tiene ante sí un conductor de Fórmula 1, y aquí apenas cabe gran cosa que decir.

Aunque muchas escuderías adquieren elementos diseñados por las escuadras grandes, a veces conjuntos completos, cada uno de los 10 chasis que compiten en el Mundial F1 son diferentes entre sí. 

Cuatro modelos de unidades de potencia, diez maneras de extraer su máximo potencial y de entender la mecánica más acorde con cada una de ellas en cada prueba del calendario; pero donde realmente reside la madre del cordero es en la aerodinámica de sustentación, que requiere un trabajo continuado de evolución del fondo curvado a lo largo de la campaña, o hasta que la realidad aconseja seguir con lo puesto porque hay que meterse en el proyecto del año siguiente, y continuar probando a partir de ese punto...

En el nivel de compromiso de cada equipo con su monoplaza radica ese gran handicap que impide que la IndyCar y la Fórmula 1 se parezcan, no obstante, hay todavía más cositas de las que, con vuestro permiso, iré dando cuenta en las entradas siguientes.

Os leo.

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