¡Y vaya cómo canta!

Gracias a la portentosa memoria de pez que gastan algunos, hoy se ha olvidado con vertiginosa rapidez que el W08 de Brackley puede estar mezclando un 30% más de aceite con el combustible en carrera que sus rivales, y claro, anda la gente de parranda, celebrando el sexagésimo nono Tour de Francia de Lance Armstrong como si no hubisese mañana.

Yo, por aquello de no perder comba y si con algo de mimines me pillo sitio en la Autosport o la Motor Sport, he cancelado la cita de esta semana con el dentista y me voy a Buckingham Palace a cantarle unas coplillas formuleras a Isabel II, que sé que anda morrona y cariacontecida desde que Hamilton le ha dedicado un poema a Lady Di, compuesto de su propio puño y letra, of course!

A ver, en circunstancias como éstas tiendo a quedarme solo mientras la montaña de los sabios rebosa felicidad y, como comprenderéis, no es plan de amustiarme porque, como algunos de vosotros, veo aceite donde otros ven destilado de maestría sin par y tal y tal... Está tan resbaladizo el asunto que había uno en Twitter que preguntaba hace un rato si todavía hay dudas sobre Bottas (sobre lo matao que es, mayormente), ahí, olvidando Bakú, o el Gran Premio de Austria, con dos avellanitas.

Le he contestado que a lo mejor al finlandés no le han dado orden de apretar el botón mágico, pero al final no he pulsado enviar pensando que París bien vale una misa. Total, para qué, ¿verdad?

Serrat cantaba el Cada loco con su tema y tomo esta tarde su canción como divisa porque ya van diciendo los ingleses que al diablo se le ocurre irse a Monza, querer celebrar un septuagésimo aniversario y empezar el Gran Premio de Italia armándola bien armada, y con los dos coches. 

Hablan de Ferrari, como si hiciese falta decirlo. Nadie en la de Maranello sabe qué ha pasado, y si esto no duele suficiente, escuchar a Vettel decir que él creía que había hecho una vuelta buena es como para llevarse las manos a la cabeza. Habrá que preguntar a los british, que parece que están en todo, pero a lo que vamos: ¿suena a aceite o no suena a aceite, alma mía?

Un segundo y una décima le ha metido Lewis Hamilton a Max Verstappen.

Repetidlo cuantas veces queráis que no va a cambiar nada. Ahora bien, Carlos decía en la entrada anterior ¡no va dopado ése Mercedes!, y cabe apostillar ¡ni nada!, que no olerá a oliva, pero por la gloria de mi madre que canta. ¡Y vaya cómo canta esta 69!

Os leo.