miércoles, 26 de noviembre de 2014

Marussia #findefiesta


La historia de Marussia durante 2014 es también la de Bianchi. Gracias al francés, la rusa obtenía los 2 puntos que la sitúan tercera por la cola en la tabla de constructores y por lo visto, gracias a él, la escudería de Dinnington ha gozado de cierta permisividad económica por parte de Ferrari, su proveedor de unidades de potencia, circunstancia que la ha permitido plantar cara a Caterham y Sauber en el campeonato de marcas al menos, hasta que se ha mantenido con vida. Tras los dramáticos sucesos de Suzuka, con Jules convaleciente de sus graves heridas y por tanto alejado de los circuitos, Marussia entraba en caída libre asfixiada por los compromisos y las deudas.

Lejos de la metafórica aunque simplona forma de ver las cosas que he escenificado en el primer párrafo, la historia de Marussia esta temporada, ha sido también la de los equipos pequeños que sufren los rigores de un reglamento hecho para las escuderías fuertes con el beneplácito de una FIA, que ha olvidado aquellas promesas que se hicieron en 2009, cuando se abrieron las puertas de la Fórmula 1 a una serie de propuestas baratas que a la postre, no han aguantado lo caro que se ha puesto todo.

No he mencionado a Bernie porque al británico jamás le ha gustado el formato low cost. Es cierto que lo ha tolerado y que incluso ha sacado bastante provecho de él cuando las grandes firmas abandonaron El Circo, pero en líneas generales, la bruja de Blancanieves no ha movido un dedo por ayudarlas; más bien todo lo contrario.

Así las cosas, tras una más que interesante temporada 2013 para la de Fomenko, en la que se hicieron los primeros pinitos con los componentes eléctricos como apoyo al motor convencional —hasta ese momento, Marussia no usaba KERS—, la escudería con decoración más fea de la parrilla abordaba el nuevo reglamento cogida por alfileres. 

El chasis del MR03 no era nada del otro jueves, pero a diferencia de lo ocurrido en Sauber, ante tan pobres necesidades aerodinámicas, el Type 059/3 de Maranello se portaba, incluso llegando a enmascarar una situación general bastante lamentable.

Bianchi y Chilton, este último hijo de uno de los sostenedores del equipo (Grahame David Chilton), formaban una pareja interesante de pilotos, el primero por su pureza en pista y el segundo por su notable consistencia —en Canadá de este año se terminó su racha de 25 carreras completadas—, de forma que en el Principado, durante una carrera bastante loca, Bianchi sacaba la cabeza y metía a su escudería entre los diez primeros clasificados, obteniendo los 2 únicos puntos que al final de todo han contado para algo en esta breve historia, ya que como comentaba al inicio, a partir de entonces, la rusa no ha hecho otra cosa que prolongar su inevitable agonía viviendo precisamente de ese pequeño saldo que la ha hecho prevalecer sobre Sauber y Caterham en el Mundial de Marcas de este año.

Sochi, el trazado que acogía al Gran Premio de Rusia, supuso su último estertor. Quizás no se entablaron las ansiadas alianzas o los rublos prefirieron apostar por Daniil Kvyat en Red Bull, pero el caso es que con el beneplácito de Bernie, Marussia se ausentaba de Austin e Interlagos, dejando que los más ingenuos la esperaran en Yas Marina. No ha sido así, como tampoco tiene visos de poder cumplirse esa promesa de inscripción para 2015 bajo el paraguas de Manor.

Os leo.

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