lunes, 24 de noviembre de 2014

¡Qué bonito se ve Texas!


Ya está, se terminó. Incluso la moneda que estaba en el aire, ha tocado suelo en cuanto Lewis se ha coronado campeón del mundo de este 2014 que se me atragantaba quizás demasiado pronto...

Ya está, repito para que no se nos olvide, todo ha terminado y antes de comenzar a desgranar los pormenores de esta última carrera, de cumplir hasta sus últimas consecuencias mi hoja de ruta en cuanto a crónicas se refiere, y de tomar aliento y perspectiva sobre un deporte al que cada vez me cuesta más reconocer —por aquello de seguir alimentándolo, se entiende—, me apetecía echar el ratito madrugador con el cabroncete de mi teclado, para recordaros que a pesar de las despedidas y los hasta mañana que inundan a estas horas la red de redes, dentro de unas horas se nos habrá pasado la embriaguez de fuegos artificiales y aterrizaremos como de costumbre, sobre ese cenagal que pertenece en exclusiva a Bernie.

Y es que la Fórmula 1 sigue herida de herrumbre y huele a moho por los cuatro costados, y aunque no faltará quien se sienta satisfecho con lo sucedido esta temporada, lo cierto es que la cantidad de flecos que quedan sueltos no auguran sino un invierno nuclear de aquí a que los vehículos comiencen a rodar otra vez a finales de enero próximo y si Dios no lo remedia, incluso mucho más allá, mucho más allá.

Hemos estrenado reglamento y ya existen serias intenciones de darle la vuelta a pocos meses de haber comenzado a tomar el biberón, por ejemplo, y mientras la Unión Europea señala la pestilencia de un negocio que no respeta las mínimas condiciones para que se hable de libre competencia en su seno, el astuto Ecclestone nos ha regalado un final de fiesta narcotizante, de doble ración, para que quedemos empachados y sigamos hablando y hablando solo de lo que a él le interesa.

Lewis triunfaba en Abu Dhabi sobre una máquina que seamos sinceros, sin modificación alguna, sin cambiar una coma, que se dice, podría ser una perfecta candidata a disputar los títulos de 2015.

Es cierto que Mercedes AMG ha hecho mejor que nadie los deberes; que la de Brackley nos ha permitido soñar con que había igualdad entre sus pilotos; que Hamilton ha estado literalmente soberbio para ser Hamilton, se entiende; y que esta sesión, Pirelli se ha comportado como un pésimo proveedor que por primera vez en cuatro años, no ha tratado de ocultarlo; pero la sesión 2014 ha sido en su conjunto, una perfecta petardada.

Podría amargaros la mañana ilustrando esta entrada con el archiconocido frame del anuncio de la lotería de Navidad, pero he preferido utilizar una idílica e inusual imagen de Abu Dhabi a la luz del día, para que veamos por un lado que no es otra cosa que un lugar en el desierto decorado con escuadra y cartabón por Hermann Tilke y por otro, para que se nos meta en la cabeza que Bernie nos quiere seguir cobrando 21 euros por un café, sin que haya sobre ni sorpresa.

¡Qué bonito se ve Texas!

1 comentario:

J-CAR dijo...

La metáfora de las sillas musicales le gustó incluso a Ron Dennis, se ajustaba más a lo que realmente estaba pasando. De paso nos confirma que, efectivamente, la moneda estaba en el aire: "la musique ne s'est pas encore arrêtée. Attendons de voir quelle sera l'issue du championnat demain, et lundi nous pourrons prendre une décision définitive en tenant compte de tous les éléments."

http://www.rtbf.be/sport/moteurs/f1/detail_pourquoi-mclaren-n-annonce-pas-l-arrivee-d-alonso?id=8430914

¡Saludos!