martes, 25 de noviembre de 2014

Sauber #findefiesta


El pecado de osadía se ha pagado muy caro este año y quizás Sauber sea el mejor exponente, de que en tiempos de cambio no conviene creer a los proveedores, al menos a pie juntillas.

El C33 de la suiza es uno de los vehículos que más gratamente me sorprendieron en pretemporada. Éric Gandelin había logrado definir una bonita plataforma que parecía haber exprimido las numerosas bondades del C32 de finales de la temporada pasada, pero que salvando las inevitables distancias, se acabaría convirtiendo en el McLaren del fondo de la parrilla y sin duda, en el protagonista de una zona final que no estaba preparada para acoger a la de Hinwil.

Ver a Sauber luchando con Marussia o Caterham no cabía en ninguna cabeza, ni en las más calenturientas, pero a la postre eso es lo que ha dado de sí el equipo de Monisha en este campeonato 2014 que acabamos de cerrar.

Y lo ha hecho por problemas económicos que han impedido un normal desarrrollo durante el transcurso de la sesión, por la fragilidad y poco vigor de una unidad de potencia Ferrari que no ha estado a la altura de las circunstancias y por qué no decirlo, porque los pilotos oficiales, Esteban Gutiérrez y Adrian Sutil, suponían la respuesta menos adecuada para ayudar a la escudería en momentos tan delicados.

También es verdad que el problema más grave de todos, siempre desde mi humilde opinión, ha sido la plataforma propulsora, ya que por muy bien definida que esté la aerodinámica de un coche de carreras, sin empuje y tracción suficientes resulta muy complicado extraer todas sus posibilidades. Si a ello sumamos que las necesidades de diseño la han constreñido bajo la carrocería, quizás en exceso por aquello de apuntar a las soluciones Red Bull, se obtiene un monoplaza siempre muy delicado de conducir.

Hay quien pensará inmediatamente en que para resolver este tipo de coyunturas están los pilotos, pero visto lo visto que les ha sucedido a Sebastian Vettel y Kimi Raikkonen con sus respectivas herramientas, es indudable, como decía hace un par de párrafos, que Gutiérrez y Sutil forman parte de ese elenco de conductores inadaptados que han surgido como setas en otoño durante este año.

Sea por simple necesidad o por error de cálculo, el mexicano y el alemán no han respondido como habría sido deseable y se ha limitado a dar la cantada cuando más se les necesitaba, ayudando con ello a que Sauber, incluso habiendo disputado dos pruebas más que Caterham, comparta sitio con la malasia en la parte menos noble de la parrilla y se enfrente además, a un futuro bastante incierto.

Os leo.

No hay comentarios: