martes, 7 de julio de 2020

Falta color


Sólo nos faltaba que Liberty Media se enterase de que hay muchos que no han echado en falta el público en Spielberg, que yendo a lo puntual la retransmisión ha ganado enteros. Río por no llorar. ¿Quién nos dirá ahora que no vende entradas, que no llena gradas, que el show que dan los cochecitos en pista carece de tirón...? ¿Quién gritará o jaleará a los suyos cuando pasen enfrente; quién rendirá honores a los ganadores abarrotando la línea de meta en Monza?

Un circuito sin gente es una carretera...

Los primeros trazados surgieron para atraer a los curisosos a un lugar donde se podían replicar los recorridos de las carreras en ruta de la época en un perímetro acotado, donde los coches daban vueltas a una misma cuerda, sumando y sumando kilómetros, y donde el aficionado disfrutaba giro a giro de saber quién se había retirado, quién escalaba o perdía posiciones, o quién carecía de rival. Había que pagar por ver aquello, claro, y éste fue uno de las claves que hicieron rentable el negocio...

Hablé de estos matices hace ahora dos años [#BlueTrainSpecial], concretamente en la entrada dedicada a la distancia comprimida en un mismo espacio físico mucho más reducido [De Le Mans a Bialystok... (#BlueTrain/015)]. También hablé de los espectadores [Religión (#BlueTrain/006)], y me temo que habrá que tocar de nuevo el asunto cuando aterricemos en Montmeló, Spa-Francorchamps, el citado Monza o Interlagos, porque a diferencia de Spielberg, allí se nota el calor del gentío, ¡y cómo se nota!

No me extiendo. El domingo pasado hubo mucho espectáculo sobre el asfalto y quizás por eso no percibimos tanto que la carrera se celebrase a puerta cerrada, pero como vuelvan el tedio y las procesiones nos vamos a acordar de la abuela de Peneque, porque como decía hace poco: el público es un ingrediente más, y sin él no hay color...

Os leo.

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