sábado, 11 de julio de 2020

El 6 de 1982


Si no conocíais el dato espero que ahora entendáis por qué Nico Rosberg, nuestro último Campeón del Mundo alemán, eligió el número 6 como dorsal: era el mismo que llevaba el Williams de su padre cuando consiguió el título Mundial en 1982.

Y bien, el FW08 fue un coche de media parrilla que supo dar un campeonato a un Keke Rosberg en estado de gracia que lo aprovechó hasta las últimas esencias en una temporada compleja como pocas.

Gilles Villeneuve fallecía en Zolder (Bélgica), Gran Premio donde se estrenó el pequeñín de Williams que venía a sustituir al ya muy estirado FW07C. En Hockenheim estuvo a punto de morir Didier Pironi y allí mismo dijo adiós a la sesión; en Italia, Ferrari sólo participó con Mario Andretti [En Monza, Mario]... La Scuderia tenía amarrado el Mundial de Constructores aunque el premio gordo de aquella campaña se lo acabaría llevando el piloto de Solna, eso sí, luchando a sangre y fuego cada palmo de asfalto, como en el Gran Premio de Austria —en el Österreichring, hoy remozado y renombrado como Red Bull Ring—, donde Keke terminó segundo a 5 centésimas del Lotus de Elio de Angelis.

El FW08 era un monoplaza coyuntural. Las plataformas turbo habían señalado el camino de los próximos años y sólo quedaba resistir para los equipos que aún montaban el veterano y atmosférico Cosworth V8 DFV de 3.0 litros. La de Didcot ya tenía apalabrada su futura relación con Honda y empezó 1982 con una versión evolucionada del FW07 que había competido en 1981. A todas luces insuficiente, Patrick Head y Frank Dernie diseñaron su secuela casi a ritmo de calificación, de forma que el FW08 mejoraba el comportamiento en curva del vehículo al que sustituía debido a su capacidad para generar efecto suelo —otro día hablaremos de la versión seis ruedas, FW08B, mucho más rápido, que sin embargo tuvo que ser abandonada porque la normativa de 1983 se cruzó en su camino—, pero en recta sufría por falta de caballos aunque a su favor contaba con una estimable fiabilidad.

Rosberg se fue a la guerra con lo que tenía y no con lo que habría deseado. Con un monoplaza a todas luces cortito, el finlandés se puso en plan calculadora, ¡a lo Lauda!, en cuanto Maranello comenzó a encajar los golpes de su annus horribilis, quizás el más brutal que ha vivido, y con tan sólo una victoria (Gran Premio de Suiza) logró sacar 5 puntos de ventaja a Pironi (Ferrari) y Watson (McLaren) y coronarse así Campeón del Mundo —el francés se había mantenido líder hasta el Gran Premio de Suiza, y eso que, como decíamos antes, quedó degraciadamente apeado de la lucha por la corona desde el de Alemania, a falta de cuatro pruebas para concluir la sesión.


El modelo que traigo hoy a Nürbu pertenece al catálogo Minichamps, concretamente a la serie «World Champions Collection» dedicada a todos los campeones de nuestra categoría. Como producto a escala resalta por su delicada resolución y su fina tampografía, por otro lado, tradicionales señas de identidad del fabricante alemán.

Os leo.

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