Mientras voy terminando el libro de Charly [Le Mans. Un siglo de 24 Horas] y escuchamos a la edición de este año de las 24 Horas de Le Mans llamando a la puerta, vamos a amenizar la mañana del domingo visitando Racing in the Dark: How the Bentley Boys Conquered Le Mans (Simon & Schuster Ltd.; Nueva York, 2021), una interesante propuesta de Peter Grimsdale que nos permite visitar uno de los momentos más emblemáticos de la prueba francesa, desde un enfoque, digamos que convencional, pero con una perspectiva mucho más entretenida de la que suelen ofrecer trabajos similares.
El británico Grimsdale es novelista y se desempeña como guionista y productor de documentales, y son estas dos peculiaridades, precisamente, las que dotan a Racing in the Dark: How the Bentley Boys Conquered Le Mans de una extraordinaria facilidad de lectura, que agradezco especialmente porque mi inglés y yo vamos mejorando nuestra relación, aunque hay veces que se me sigue haciendo muy cuesta arriba entender según qué textos. No es el caso, obviamente.
Bueno, como indica el subtítulo (How the Bentley Boys Conquered Le Mans), la aventura va del fabricante Bentley en La Sarthe, desde su primera victoria en 1924 hasta su etapa de apogeo entre 1927 y 1930, pero, fundamentalmente, de la panoplia de pilotos que consagraron el dominio de la inglesa en territorio galo, que pasaron a la historia como The Bentley Boys [Leyendas, 1929 (#24LeMans 07)].
Así las cosas, y sin pretender destriparlo, en este volumen se nos plantea tener a mano las historias personales de los protagonistas, las rivalidades internas y externas, así como la descripción de los entresijos de la complicada situación económica que le tocó vivir a la marca durante aquella época, incluyendo el Crack del 29, a lo que hay que sumar innumerables anécdotas que aportan un goloso contexto a una de las gestas más fascinantes que ha vivido Le Mans.
Son 320 páginas que, sin lugar a dudas, harán las delicias de cualquier aficionado a las pruebas de Resistencia y a la de La Sarthe en concreto, y, como decía al inicio, no tanto por su capacidad para descubrir aspectos que no hayan sido contados ya, sino por su manera de narrarlos: amena y entretenida, diametralmente alejada de los típicos ladrillos que son tan habituales en la literatura sobre automovilismo deportivo.
Os leo.
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