lunes, 12 de mayo de 2025

Por fin Europa


Con Ímola volvemos a la anciana Europa, cuyos generosos pechos amamantaron lo que hoy continuamos llamando Fórmula 1, un poco por dejadez y costumbre y otro poco por mantener la tradición, quiero imaginar.

En la actualidad, el Autódromo Enzo e Dino Ferrari no es que sea la octava maravilla del mundo en cuanto a nuestro deporte, pero al menos su asfalto rezuma historia del automovilismo, no como Miami, Jeddah o Losail, etcétera, porque cuando era joven y vigoroso hizo de anfitrión para gente que sabía lo que suponía correr con el pie a tabla y sin dar tregua al rival, incluso exponiéndose a morir.

Hoy apenas queda algo en el aire de todo aquello, recuerdos hermosos, nada más. 

Pero volvemos al Viejo Continente, que es lo relevante, donde nació el concepto de competición regulada de cacharros provistos de motor y cuatro ruedas, el lugar que, según las modernas pragmáticas, debe adaptarse a los nuevos tiempos que corren, y aceptar, incluso de mala gana, que si no hay dinero en Europa para la Fórmula 1 es justo que ésta busque nuevos parajes donde saciar su avaricia, cuando tal vez lo que sucede es que aquí somos de difícil engañar porque estamos cansados de que nos vendan cartón piedra a precio de mármol de Carrara.

Os leo.

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