viernes, 2 de mayo de 2025

A contracorriente


A tenor de los sondeos soy un señor bastante raro, algo que se me ha ido agudizando con la edad, lo admito. El lunes pasado, por ejemplo, en la primera media hora del apagón no traté de ponerme en contacto con Moncloa sino con Iberdrola y Euskaltel, y actué así no por conocer «exactamente» qué había causado el pifostio, mucho menos para que se pusiera Pedro al aparato, sino por saber cuándo se preveía (más o menos) que nos devolverían la energía eléctrica y el servicio de móvil e Internet a nuestra zona de residencia en Gorliz.

Con la clasificación para la Sprint de Miami me ha pasado algo muy similar, ¿os lo podéis creer? No me gusta el trazado miamitarra, abomino de estas mini carreritas que sólo consumen gomas y kilómetros a las unidades de potencia, amén de sondear los niveles de paciencia del personal, pero, por esas cosas que nadie se explica, he acabado divirtiéndome como un chiquillo con juguete nuevo, básicamente porque quien nada espera todo obtiene, que decía el sabio.

El sólo hecho de poder escuchar el chorreo que ha metido Jack Doohan a su gente de Alpine ha valido el sacrificio de quedarse levantado hasta tan tarde. Me ha jodido lo de Yuki, eso sí; desde luego, con improvisaciones como las de hace un rato no se destierra la hipotética maldición que rodea el segundo asiento de Red Bull. Y Ferrari, ¿qué decir de la rossa?, si hasta los de Sky Sports han mencionado a Hamilton lo justito y con la boca pequeña...

Termino, que me van a dar las uvas y mañana toca madrugar, como de costumbre. Kimi Antonelli. A ver, que levante la mano quien no se ha sentido infinitamente agradecido a la vida por haber podido ver al crío conquistando la minipole en Miami, y por delante de los dos lobos papaya.

Os leo.

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