Tenemos por delante uno de esos fines de semana en que no va a haber tiempo para nada, más allá, claro, de pasarlo teta en dos de los santuarios de lo nuestro, dos de las tres patas de la Triple Corona, Mónaco e Indianápolis, para más señas.
Y bien, si en El Principado las cosas ya han echado a andar con Charles Leclerc marcando la pauta y la FIA... continuando en su línea, al otro lado del charco el ambiente sigue tenso y apesadumbrado a cuenta de la monumental cagada de Penske este año, que afecta al buen nombre de la Indy 500 tanto en esta edición como la anterior. La organización sancionaba con celeridad a los pilotos del equipo de Carolina del Norte que habían logrado plaza en el Fast 12, y Roger Penske tomaba medidas inmediatamente [Tim Cindric y otros dos ejecutivos, despedidos por Penske tras el escándalo], aunque todo resultaba insuficiente, ya que el incendio avanzaba sin oposición, convirtiendo lo que tocaba en pasto de las llamas.
El caso es que Pato O'Ward todavía clama justicia por lo de 2024 y la afición mexicana ¡cómo se ha puesto! Honda también exige mayor claridad en la categoría mientras Josef Newgarden prefiere callar, en fin, que esto lo podía haber firmado cualquier escudería de Fórmula 1 y la actividad se habría convertido inmediatamente en el hazmerreír de siempre, para los mismos que la critican y ahora no saben dónde meterse, a la vez que ofrecen sermoncitos gratis sobre deportividad en redes sociales.
Somos reos de nuestras palabras, y si nunca es recomendable hacer comparaciones entre disciplinas o etapas dentro de una misma, como es nuestro caso, sigue teniendo delito que insistamos en sustantivar lo bueno que es el entretenimiento que hemos elegido afeando constantemente el que han elegido otros.
Bien mirado, el correctivo que ha sufrido la IndyCar con este asunto debería suponer un bonito punto de inflexión desde donde comenzar a relativizar lo que consumimos como aficionados, y para hacérnoslo mirar cuando abusamos del concepto buenos y malos, básicamente porque el domingo por la noche, cuando haya concluido la carrera, se nos habrá pasado.
No hay deporte del motor en que no haya espacio para lo creativo, en tanto al cumplimiento del Reglamento, lo malo es dejarse pillar, como advertía Bernie.
Os leo.
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