Encaramos semana de carrera con colofón en Miami, y doble, cabe añadir, porque, si ya promete ser doloroso el viaje, nos toca con guinda doble: Sprint y Gran Premio, imagino que gracias a que Liberty Media ve cosas que nosotros no vemos y, claro, como se hace con los niños durante su etapa escolar, considera que nos vendrá bien aprender la lista de los Reyes Godos, comenzando por Ataúlfo y Teodoredo, para que al menos sepan temprano lo que vale un peine en cuanto al vínculo existente entre autoridad e inutilidad.
Al respecto de lo miamitarra siempre vengo con el mismo cuento: a mí me tiraba la tropa del teniente Castillo y, más recientemente, el propio teniente Caine al frente de su CSI. La Pequeña Habana, los cayos de Florida y los Everglades donde campan a sus anchas los caimanes y los narcotraficantes ocultan sus bultos de cocaína o se deshacen del fruto de sus ajustes de cuentas. Miami duro, Miami bestia. Me diréis qué demonios de emoción se puede esperar así de la promesa de espectáculo que nos hace la propietaria de la Fórmula 1.
No obstante, sigo en mis trece con eso de disfrutar de este inicio de temporada como si fuese un crío apasionado, de esos a los que les hace tilín aprender de corrido los sistemas montañosos de la Península Ibérica o las poblaciones importantes que baña el Tajo desde que arranca en la Sierra de Albarracín y desemboca en el Océano Atlántico por la portuguesa Lisboa.
Sin duda, los frailes me habrían ganado para la causa (mi educación), si en vez de los coño Reyes Godos me hubieran dado para memorizar la lista de los Campeones del Mundo F1, empezando por Farina y Fangio, o me hubiesen hablado del vasto mundo de competición automovilística que existía antes de la reformulación de nuestra actividad en 1950.
¡Aquello sí que habría supuesto un vicio...!
En fin, tenemos a la vista la sexta cita del calendario y hay que hacer como que todo está bien, y ello contando con que si realmente se pensase en el espectáculo, dado lo calentito que anda el campeonato en las primeras posiciones, nos vendría mejor visitar cualquier trazado antes que el muerto del Autódromo Internacional de Miami, en el que ni se espera al bueno de Horatio en las instalaciones de Dirección de Carrera [¡Ojito cuidao!], mostrando la placa y la pipa al cinto mientras indica a los presentes que continúen haciendo su trabajo como si él no estuviera presente.
Os leo.
1 comentario:
Pensaba que era difícil diseñar una decoración más fea que la del Ferrari de este año, pero uno nunca puede estar tranquilo y han conseguido presentar una cosa todavía más horrenda para el GP de Miami. Parece el despacho oval de Trump combinado con el plató de Broncano.
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